Estamos viviendo un gran cambio hacia un mundo digital en todas las dimensiones conformándose el concepto de “digitalización” como una de las palancas transversales principales de transformación de nuestro mundo. Esta “digitalización” se basa en una gran aceleración tecnológica que genera nuevos contextos y paradigmas. Este avance tecnológico, brutalmente transformador, se convierte en una curva exponencial que difícilmente puede ser seguida por la sociedad, la empresa, la economía o la política. Con este contexto tan dinámico, la INNOVACIÓN, con mayúsculas, continua y estratégica, resurge como el único camino que cualquier empresa debe emprender, y no finalizar nunca, para asegurar su sostenibilidad.

Carlos GalveAnte esta coyuntura, las estrategias de innovación actuales no sirven para este nuevo contexto. La actividad del día a día, la falta de sistematización del proceso innovador o la falta de consideración de la innovación como un ámbito más de la estrategia y de la gestión, dificultan la innovación en este momento tan exigente.

Por un lado, debemos canalizar la innovación estratégica, donde la innovación forma parte de la estrategia de una manera totalmente imbricada y, por otro lado, la estrategia de innovación donde, de una manera dirigida e inteligente, se desarrollan las adaptaciones de las últimas tendencias en innovación a nuestra situación y entorno. La denominamos Smart InnovAction como innovación inteligente, con las últimas metodologías y muy pegada al mercado que, basada en la acción y tracción continua a través de la generación de ADN innovador, vehiculiza el desarrollo estratégico de las organizaciones donde todos los empleados innovan en un entorno que lo facilita.

Los ciclos de innovación deben ser mucho más rápidos que los actuales. Cualquier innovación que no genere un producto mínimo viable para testar en el mercado en cuatro meses no tendrá sentido. La innovación actual no puede desarrollarse en interminables periodos de innovación para descubrir el producto perfecto que cumpla todas las expectativas del cliente. Debe desarrollarse la funcionalidad mínima y probarlo en entornos reales para, con el feedback recibido, identificar la funcionalidad que sí debemos desarrollar y, sobre todo, la que no debemos desarrollar.

Hacia la Open Innovation. Los modelos de innovación cerrada han evolucionado claramente hacia los de Open Innovation, donde desarrollamos nuestra innovación de una manera abierta, compartida y en equipo, sumando a todo aquel que pueda aportarnos conocimiento específico o tracción en todas las áreas de actuación. También vale la pena destacar que la verdadera innovación se desarrolla cuando conocimientos distintos y dispares se combinan dando rienda suelta a la creatividad. Todavía puede potenciarse, desarrollando un modelo donde todos los miembros de la organización forman parte del proceso de innovación aprovechando las capacidades del trabajo en red, comunidades, etc. Las ventajas de esta innovación, socialmente potenciada, son increíbles, dado que permite que trabajen juntos perfiles distintos, cercanos o lejanos, que complementan su creatividad desde tantos puntos de vista como personas participan en el proceso.

La innovación siempre parte de la creatividad, es decir, las ideas desarrolladas a través de procesos de innovación se convierten en oportunidades de negocio a través de nuevos productos o servicios. ¡Importante! Las ideas en sí mismas, por sí solas, no tienen valor, es la capacidad de llevarlas al éxito lo que las convierte en negocio, por lo que tenemos que pensar, con el mismo nivel de profundidad, tanto en la idea o producto como en su desarrollo, su puesta en marcha, caracterización, llegada al mercado, etc.

El objetivo es industrializar la innovación a través de un proceso que convierte una idea en una oportunidad de negocio generando un nuevo producto o servicio. Este proceso innovador debemos desarrollarlo adaptado a nuestras circunstancias, entorno y características para que nos permita automatizarlo formando parte de la cultura de la compañía y de su ADN, pudiendo ser medido en base a indicadores sencillos. Debe comenzar en el mercado con su observación y, a través de la creatividad, de un funnel de innovación, que prioriza las líneas y proyectos de innovación, y un desarrollo en laboratorio de innovación, en base a modelos de killer services, genera finalmente activos que vuelven al mercado.

Cada organización debe definir su modelo de desarrollo de activos de innovación, nosotros los llamamos killer services (KS) que, a través de la adaptación de las últimas metodologías como Design Thinking, Lean Startup, Business Model Canvas o Agile aseguren la industrialización del mismo. Un KS es la primera iteración en la creación de un activo (producto, servicio, solución, conocimiento, prueba de concepto, piloto, etc.) que, a modo de producto mínimo viable, nos permita testarlo en el mercado. Cualquier innovación que no genere un activo habrá sido una mala inversión con un coste de oportunidad altísimo. Un activo debe de aportar valor de una manera sostenible en el tiempo, tiene que ser caracterizable y paquetizable, asegurando su reutilización para rentabilizarlo en el futuro.

Con este modelo de innovación industrializado, social, abierto y basado en la generación de activos, logramos imbuir a la organización en una dinámica acelerada de pensamiento creativo y desarrollo de nuevo valor continuo que es muy motivador pero, también, muy exigente. Si le pedimos a toda la organización que innove, también debemos de capacitarla desarrollando modelos de capilarización de este ADN innovador a través de escuelas de innovación con itinerarios formativos específicos para cada área o perfil, conceptos como embajadores de la innovación que lo diseminan, dinamizan y capilarizan en sus ámbitos, herramientas sociales y participativas como observatorios o portales de ideas, etc.

Hoy en día la innovación no es una opción, algo accesorio que pueda desarrollarse sin foco, sino que es el vehículo indispensable en nuestra estrategia para tener sostenibilidad. Pero, tampoco olvidemos, debemos de adaptar la metodología y procesos para su desarrollo a las actuales condiciones de mercado y de contexto, además de a nuestra propia situación.

Sin duda, todo un reto que, inmiscuyendo a toda la organización, generará dinámicas y relaciones altamente positivas y motivadoras en los equipos, así como nuevas oportunidades de negocio.

 

Carlos Galve

Head of Supported Smart Innovation de everis