La preocupación del ser humano por la naturaleza no es una moda reciente. Existen normativas de carácter medioambiental que buscan evitar la contaminación en ríos, mares o espacios protegidos desde hace décadas.
Lo que sí surge como novedad es el concepto de cambio climático y los elementos de crisis medioambiental de calado que el término implica, así como el grado de concienciación de la sociedad ante la protección del medioambiente.
Pero donde hay crisis hay oportunidad. El cambio climático ha promovido la aparición de nuevos espacios de actividad, fundamentalmente en el sector energético a través del desarrollo de energías alternativas y renovables, pero también en la eficiencia energética y optimización de procesos, de aplicación en cualquier sector industria, con especial incidencia en el transporte y la construcción al ser grandes consumidores de energía y emisores de CO2.
Surgirán nuevas empresas y se adaptarán las más dinámicas a este nuevo entorno. Pero en este camino, un elemento fundamental para poder sobrevivir e influir en el mercado será la capacidad de colaboración de éstas con los grupos de investigación más activos de universidades y centros tecnológicos para disponer de las soluciones más novedosas tecnológicamente.
En este sentido, AICIA, con los grupos de investigación de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Sevilla, ha sido pionera en la participación en proyectos en colaboración con empresas abordando el desarrollo de nuevas soluciones, proponiendo nuevos procesos y sistemas que conduzcan a menores emisiones de CO2 o en el empleo de fuentes de energía limpias con un coste de operación sostenible.
Si bien la generación de energía por medio de aerogeneradores se presenta como una de las fuentes de energía limpia más madura y eficiente tanto en rendimiento como en costes, AICIA participa en nuevos proyectos que buscan desarrollar nuevas tecnologías que hagan posible la integración de potencia offshore en la red eléctrica, a través de la eólica offshore y la mareomotriz. Otro espacio en el que AICIA ha propuesto nuevas soluciones tecnológicas es en la optimización de plantas solares de concentración controlando el caudal solar, potenciando la integridad estructural de heliostatos sometidos a variados tipos de cargas y cambios de temperatura, y estudiando nuevos materiales para la acumulación de energía térmica como sales fundidas, haciendo más eficientes los procesos de transferencia de energía que aprovechan los cambios de estado.
El desarrollo de tecnologías para la producción y utilización de biomasa permitirá generar energía no dependiente de combustibles fósiles.
Entre diversos proyectos, AICIA ha participado en el desarrollo tecnológico para la conversión catalítica del bioetanol en biobutanol, biocombustible avanzado con un contenido energético más cercano a la gasolina que el etanol, menos corrosivo que éste y con mayor estabilidad ante la evaporación que además no tiene que ser almacenado en recipientes de alta presión como el gas natural.
Por último, otro sector que ha abierto oportunidades a la colaboración en nuevas propuestas ha sido el de los medios de transporte, donde en un futuro cercano serán una realidad los vehículos eléctricos e híbridos o los vehículos que empleen el hidrógeno como vector energético.
Como se aprecia, el cambio climático ha provocado también una nueva orientación de la I+D+i, atendiendo a nuevos métodos que reduzcan emisiones, que aporten soluciones de eficiencia energética, o que generen nuevos combustibles menos agresivos con el medio ambiente, entre otras líneas.
El éxito o fracaso en la consecución de este horizonte dependerá en gran medida del respaldo de las políticas, del apoyo económico necesario para este fin y, sin lugar a dudas, de que ésta sea una apuesta conjunta entre instituciones, empresas y centros de investigación.
Pablo Cortés Achedad
Director de AICIA (Asociación de Investigación y Cooperación Industrial de Andalucía)
