Estamos viviendo unos días de incertidumbre. No es nada comparado a lo que están pasando otros países como México, donde tuve la oportunidad de vivir en primera persona el impacto del resultado electoral. Al menos por estos lares no se habla de “muro”. Pero vamos a lo puramente económico. La política económica del presidente electo Donald Trump se basa en dos grandes líneas: el proteccionismo y la vuelta a las políticas keynesianas. Para hacer “una Gran América”, como enunciaba su eslogan de campaña, quiere incrementar la producción nacional evitando el ensamblaje de gran parte de su producción que se realiza fuera de los Estados Unidos: como la industria automovilística que ensambla en México (véase Ford) o los Iphone, que los hacen en China (Apple). Esto se vería reforzado con un descenso de los impuestos de sociedades y más gasto público para mejorar infraestructuras.
En el fondo, es una vuelta a políticas autárquicas que se desarrollarán con un cierre de fronteras. Del famoso Acuerdo TTIP (Acuerdo Transatlántico de Inversión y Comercio), el Sr. Trump no quiere saber nada. También es verdad que en la Unión Europea el tema anda enredado. De hecho, el Acuerdo de Librecomercio con Canadá (CETA), se ha aprobado de milagro. Y, de hecho, aún quedan una serie de ratificaciones. En esta línea de cerrar fronteras, el Acuerdo Norteamericano de Librecomercio (NAFTA) está en serio peligro.
Pero vayamos a lo que nos interesa. ¿Qué influencia podría tener todo esto en Andalucía? Lo primero que hay que decir es que Estados Unidos es un socio comercial de poco peso. A nivel nacional, no más allá del 4% de nuestro comercio exterior se hace con USA. Y, encima, es ligeramente deficitario (unos 800 millones). En Andalucía, nuestra relación comercial hasta agosto de este año arrojaba unas exportaciones de casi 800 millones de euros y unas importaciones poco más de 1.000 millones de euros. Ocupa para nosotros la tercera y sexta posición, como socio, respectivamente. En principio, esta relación comercial no debería verse demasiado afectada por la nueva política estadounidense. Es verdad que la no firma del Acuerdo TTIP nos haría perder mercado potencial. Desde el punto de vista del turismo, tenemos en el mercado americano uno de nuestros principales valedores. Y posiblemente esto puede incluso aumentar. El principal destino de los norteamericanos es México. El nuevo escenario de enfrentamiento entre ambos países puede dar mayores alas a nuestro destino como favorito para el pueblo americano. Por lo tanto, lo mismo podríamos salir ganando. Por otro lado, tenemos el tema de las bases americanas de Rota y Morón. Si la amenaza de Mr. Trump de “descafeinar” la OTAN se lleva a cabo, podría dar lugar a un desmantelamiento de ambas bases, y evidentemente, esto tendría consecuencias para el entorno geográfico más inmediato.
Sea como fuere, estas podrían ser las consecuencias más concretas que sobre nuestra región podríamos tener. Pero podríamos encontrarnos con otras más generales. Esta política fiscal expansiva que pretende implementar va a llevar consigo a buen seguro una subida de tipos de interés de intervención por parte de la Reserva Federal Americana. Los mercados comienzan a descontar esta medida. Y una vez que se produzca, la subida en la zona Euro podría ser inmediata. Y esto no le conviene a la economía andaluza, que sigue necesitando un tipo de interés bajo para poder continuar por la senda de crecimiento razonable. Al menos, por encima del 2%. Lo que nos faltaría sería una subida importante que incrementara el coste de nuestra deuda pública y frenara el crecimiento, con una tasa de paro que sigue cerca del 30%.
Manuel Alejandro Cardenete
Catedrático de Economía
Vicerrector de Posgrado
Universidad Loyola Andalucía
@macarflo