Ya tenemos al nuevo presidente de los Estados Unidos ocupando su despacho en la Casa Blanca. El presidente Trump, en su discurso de toma de posesión, reincidió en sus líneas maestras que le han llevado a la presidencia. En este aspecto, no ha defraudado a los suyos. Pero a los demás nos ha dejado más congelados que la ola de frío que acaba de atravesar España.

En términos económicos ya hemos comentado, en esta misma columna, que su ideario es bien básico y que pudiera ser exitoso en el corto plazo: menos impuestos y más gasto público. El problema va a ser financiar la fiesta. Pero tenemos otro detalle importante. Su política económica va a pivotar en una cerrazón al exterior. Hay que decir que esto no es nuevo para los Estados Unidos. Siempre ha sido el mayor opositor a los acuerdos de la Organización Mundial de Comercio y siempre ha sido reticente a firmar grandes acuerdos mundiales que pudiera, perjudicar a su propio PIB (véase el Protocolo de Kyoto para la disminución de gases efectos invernaderos).

CardenetePero es verdad que esta nueva presidencia parece que va a ser una vuelta de tuerca: se van a cancelar los grandes acuerdos transoceánicos, tanto hacia Europa (TTIP) como otros que se estaban activando con países del Pacífico. Y además pone en cuarentena el acuerdo de librecomercio entre Canadá, México y los propios EE. UU. (NAFTA). Este último mensaje, unido a lo de la construcción del muro, tiene a sus vecinos mejicanos con el corazón en un puño.

Como decía, esta posición ultraproteccionista no es nada nuevo para los Estados Unidos. Lo que sí es verdad es que la situación se radicaliza. Y tendrá consecuencias en el medio plazo. Durante el siglo XX, el país norteamericano ha sido el lider económico, y podemos decir que político y social durante casi cien años. Imperios anteriores, como el español, francés o británico han tenido su inicio, apogeo y caída. Estados Unidos puede estar empezando a marcar el inicio de su declive. Desde finales del siglo XX, y lo que llevamos del XXI, China ha ido escalando posiciones hasta alcanzar la segunda en el ranking de PIB mundial. Si el presidente Trump lleva a la práctica esta cerrazón del país, podrá conseguir resultados a corto plazo positivos -de hecho, el FMI ya ha revisado ligeramente al alza su PIB anual- pero China podría adelantar a la economía americana.

En la pasada cumbre del Foro de Davos, el lider indiscutible fue el presidente de China. En dicho Foro defendió el librecomercio. Si esto nos lo hubiesen dicho hace diez años, no nos lo podríamos creer.

Además, China ha revisado al alza su PIB -cerca del 7%- habida cuenta el incremento de una variable que hasta ahora no se mostraba fundamental, el consumo interno. Si a esta variable le sumamos que China pudiera liderar el comercio mundial, es decir, que su sector exterior pudiera crecer aún más, podría producirse el “sorpasso” económico en el liderazgo mundial del PIB.

Si esto ocurriera, nunca se sabría si el hecho de la pérdida del liderazgo por parte de los Estados Unidos fue una consecuencia de la presidencia de Trump. Porque creo que esta inercia puede que sea difícil de evitar y quizás este mandato precipite el cambio. Aunque, por otro lado, no tengo claro que el presidente Trump agote su mandato y pueda llevar a la práctica todo su plan. Estados Unidos tiene un sistema democrático muy asentado y un error político grave del Presidente podría provocar un proceso de impeachment que podría sacar del despacho oval al Sr. Trump. Dicho queda.

 

Manuel Alejandro Cardenete

Catedrático de Economía

Vicerrector de Posgrado

Universidad Loyola Andalucía

@macarflo