Tras analizar todos estos ejemplos, tanto de marcas automovilísticas como compañías tecnológicas, podemos afirmar que todo estará conectado. Pero un interrogante que surge en este punto es: ¿cómo serán capaces de mantener la seguridad? O más bien, ¿la ciberseguridad?

Desde Check Point, el director general para España y Portugal, Mario García, reconoce que los vehículos autónomos funcionan igual que cualquier otro dispositivo inteligente conectado “y, por lo tanto, pueden convertirse en objetivo de los ciberdelincuentes”.

“Perder datos o dinero como consecuencia de un ataque a nuestros equipos o smartphones es sin duda un motivo más que suficiente para protegerlos, pero lo cierto es que cuando son coches lo que está en peligro las consecuencias son mucho más graves. Y no hablamos de ciencia ficción ni de futuribles. El hackeo remoto de Jeep Cherokee ya demostró que era posible acceder a los módulos de control que gestionan el sistema de frenos y de transmisión por lo que el vehículo podía quedarse sin potencia en cualquier momento crítico. Esta situación mostró los riesgos de ciberseguridad de los vehículos con conexión de datos, y provocó la retirada de 1,4 millones de vehículos Jeep y de su empresa matriz, Fiat Chrysler”, explica García.

Por tanto, queda claro que es necesario proteger un coche con conexión contra este tipo de exploit de “control remoto”. “El vehículo necesita protección de seguridad que evite que cualquier atacante aproveche alguna vulnerabilidad de los sistemas de información y entretenimiento o telemáticos que puedan ponerlo en peligro”, subraya. Además, “es importante no perder de vista que por los sistemas de coches conectados pasa un gran flujo de datos personales y corporativos: contraseñas, números de tarjetas, emails, etc.  Así, los vehículos inteligentes se convierten en un objetivo muy interesante para los hackers, que pueden obtener información detallada de ordenadores y los sistemas de navegación por satélite para lanzar ataques de ingeniería social a objetivos concretos”, recalca.

BMW
BMW

Para garantizar la seguridad del vehículo, los pasos esenciales que dan desde Check Point son los de examinar su entorno informático interno, y asegurarse de que sólo se pueden efectuar las comunicaciones internas legítimas; configurar la red del coche como corporativa; monitorizar y analizar el tráfico interno de manera continua; utilizar un servicio de seguridad basado en la nube, formando un búfer entre cada vehículo e Internet; y establecer las comunicaciones a través de un túnel VPN encriptado.

Según García: “si se combinan, estas estrategias de seguridad garantizarán que cualquier intento de acceso remoto o de extraer datos de los sistemas informáticos del coche serán detectados, analizados y neutralizados rápidamente, y que las amenazas existentes no puedan interferir en los controles y los sistemas de seguridad del coche. Desplegar estas medidas de seguridad será imperativo a medida que nos acercamos a la era de los vehículos sin conductor”.

Por su parte, el director general de Kaspersky Lab Iberia, Alfonso Ramírez, se pregunta si los coches conectados son totalmente seguros: “hace años parecía impensable que un coche diera más prestaciones que las que ofrece: velocidad, potencia del motor, dirección asistida… Ahora, los coches son inteligentes y muchos de ellos ya cuentan con acceso a Internet”. En Kaspersky Lab Iberia analizaron algunas de las aplicaciones más populares de control remoto de vehículos para comprobar el nivel de riesgo al que se exponen los conductores y los resultados demostraron que un coche conectado puede sufrir diversas vulnerabilidades: los ciberdelincuentes pueden manipular la aplicación para superponer ventanas falsas y robar las credenciales de los usuarios; o encontrar vulnerabilidades que permitan obtener acceso a la infraestructura del servidor o al sistema multimedia del vehículo.

“Lamentablemente, las aplicaciones para los coches conectados no están preparadas para soportar un ataque de malware. Por ello, se hace necesario que los fabricantes de automóviles mejoren la seguridad para evitar que un cibercriminal pueda conseguir el control del coche, desbloquear las puertas, apagar la alarma o, incluso, robar el vehículo”, propone. Además, Ramírez incide en que “en cualquier nuevo desarrollo, ya sea un coche conectado o cualquier otro dispositivo IoT es necesario, imprescindible, que la seguridad se tenga en cuenta desde el principio. Y, además, “no hay que olvidar que la seguridad no es un estado, no es estática, sino un proceso que hay que mantener, mejorar, desarrollar a lo largo del tiempo”.

Finalmente, desde Kaspersky Lab Iberia lanzan algunas medidas para que los usuarios puedan proteger sus coches y datos privados como el evitar “rootear” el dispositivo Android, ya que esto supone una puerta abierta a aplicaciones maliciosas; mantener actualizada la versión del sistema operativo del dispositivo para reducir el riesgo de ataque; evitar instalar aplicaciones de fuentes no oficiales; e instalar una solución de seguridad probada.

 

REPORTAJE INCLUIDO EN EL NÚMERO DE MARZO DE AGENDA DE LA EMPRESA