Acaba de terminar la Semana Santa. En algunas ciudades andaluzas empiezan las Ferias, como en Sevilla. Se está poniendo el “no hay billetes” en los hoteles (y apartamentos turísticos). Los hosteleros se están frotando las manos y los políticos sacan pecho. Pero, ¿es esto suficiente para salir de una situación de desempleo de casi el 30%?

A mediados de abril, presentamos en la Universidad de Sevilla, en un workshop realizado en la Facultad de Turismo y promovido por la Asociación Andaluza de Ciencia Regional, un trabajo de investigación realizado junto con los profesores Marchena y García, de la Universidad de Sevilla y Campoy, de la Universidad Loyola Andalucía. Su título, ‘Impacto Econónomico del Turismo como Factor de Crecimiento Sostenible’ traslucía el deseo de esta investigación: queríamos contrastar si lo que desde un punto de vista cuantitativo, el turismo, como sector económico, era suficiente como palanca de crecimiento en nuestra región.

CardeneteSi analizamos las grandes macromagnitudes, Andalucía ha producido en el año 2015 bienes y servicios por valor de casi 13,5 mil millones de euros para satisfacer las necesidades de los turistas que la han visitado, que sumados a los ingresos por turismo y excursionismo, más arriba citados, nos dan una dimensión económica del turismo de 30.000 millones de euros, aproximadamente. Esta suma entre arrastre de producción inducida e ingresos por turismo, supone una relación con el PIB andaluz de casi un tercio del mismo.

Pero, a su vez, esta producción lleva implícita una serie de efectos indirectos que se deben a los productos y servicios indirectos que se utilizan como consumos intermedios por aquellas actividades que necesitan de éstos para atender a la demanda turística y llevar a cabo su producción (SAETA, 2016). La dimensión económica de las ramas de producción directas e indirectas del turismo es de 22,1 miles de millones de euros, con un efecto multiplicador de 1,47, lo que quiere decir que por cada euro que consume un turista, la economía andaluza produce por valor de un euro y cuarenta y siete céntimos.

Examinado así, el turismo de manera agregada es un sector estratégico en la composición de la renta en Andalucía. Su sostenibilidad en la coyuntura actual es imprescindible en la conformación de la competitividad andaluza. Su dimensión productiva está concentrada en el litoral: la costa andaluza ha recibido durante 2015 el 59% (15,2 millones de turistas) del total, creciendo casi un 8,8% del ejercicio anterior. Pero la pregunta es, ¿es suficiente como generador de empleo? La capacidad para generar empleo del turismo se muestra por debajo de la media del conjunto de la economía regional, con 8,6 empleos por cada millón de euros para 2014 (último año disponible), frente a una media de Andalucía de 13,8.

El análisis combinado de los multiplicadores de empleo y los datos sobre empleo turístico muestran que cada vez es necesaria mayor inversión para obtener una unidad de empleo en el sector en Andalucía; y que éste ha tomado una dirección parcial, precaria y más temporal y estacional aún, que antes de la crisis. Los ajustes en el mercado de trabajo turístico son siempre más rotundos en la práctica que en los mercados de trabajo de otros sectores y se notan más las reformas laborales emprendidas. El empleo en turismo sabe estructuralmente de estacionalidad y temporalidad y poco de impacto tecnológico.

El turismo andaluz no es un turismo de calidad si ponemos el foco en el gasto turístico y las estancias medias y pernoctaciones,  por otra parte, extraordinariamente concentradas en la Costa del Sol. La política de aumento sostenible del consumo de los no residentes en Andalucía, cuya expresión territorial más nítida es el reparto y producción de pernoctaciones, debe ser el vértice de las políticas públicas de concertación con los agentes económicos.

 

Manuel Alejandro Cardenete

Catedrático de Economía

Vicerrector de Posgrado

Universidad Loyola Andalucía

@macarflo