De todos es conocido que las infraestructuras son un factor indispensable para el crecimiento de la economía en su conjunto, para incrementar la competitividad y contribuir al bienestar general de todos. Facilitan el traslado de las personas y las mercancías y posibilitan que los servicios lleguen a la población con calidad y oportunidad, evitando desigualdades.

Se trata, por tanto, de un factor determinante para elevar la calidad de vida y promover el crecimiento económico, sobre todo cuando su diseño y ejecución es también equilibrado.

Javier González de LaraEn Andalucía, en los últimos treinta años, se ha acometido un destacado proceso de modernización y extensión de la red de infraestructuras. Sin embargo, y dado que partíamos de un déficit ancestral, es patente la absoluta necesidad, tanto de continuar con su desarrollo, como de llevar a cabo su ampliación de una manera muy notable. Algo que, sin embargo, se ha visto seriamente frenado por los efectos de la crisis sobre la capacidad de inversión pública.

En tal sentido, desde las organizaciones empresariales siempre tratamos de identificar aquellas actuaciones que consideramos más prioritarias en el territorio para que, de este modo, la planificación que se realice responda realmente al interés compartido de todos y facilite la adecuada asignación de los recursos de forma objetiva.

Hoy día, es evidente que existe un interés compartido, no solo por los empresarios andaluces, sino por la totalidad de las organizaciones empresariales más representativas que comparten costa con el Mediterráneo, por desarrollar una serie de infraestructuras concretas, íntimamente ligadas con las actividades logísticas portuarias y ferroviarias que, además, tiene un impacto positivo también para el transporte de las personas.

En concreto, estamos convencidos de la necesidad de impulsar los dos Corredores Ferroviarios para Andalucía, el Central y el Mediterráneo, ambos plenamente compatibles y necesarios.

A este respecto, es evidente que Europa comienza en Algeciras. Se podrá discutir dónde acaba nuestro continente, pero lo que no está sometido a debate alguno es que Algeciras, es la puerta de Europa. Es desde ese punto, en el Campo de Gibraltar, donde se debe articular cualquier modelo que pretenda consolidar la capacidad de movimiento dentro de ese gran proyecto compartido que es Europa.

Tanto las empresas, como los trabajadores, han hecho un notable esfuerzo por incrementar la calidad de su oferta, para ser más competitivos. Por eso, un solo kilómetro de infraestructuras que quede pendiente es una forma de impedir el desarrollo de la actividad empresarial, que afecta directamente a la logística, a la industria y al turismo.

Andalucía no se puede permitir estar fuera del diseño y ejecución de esos corredores; no pueden verse frustradas las expectativas de crecimiento económico y, por tanto, de crecimiento social; y en el empleo, por la ausencia de compromisos de inversión que pueden pretender primar criterios políticos de carácter estratégico, frente a argumentos consolidados de oportunidad y necesidad. Se trata de unas infraestructuras prioritarias en las que se sustenta una parte importante del futuro desarrollo de Andalucía y son esenciales para facilitar la recuperación económica, así como para consolidar el esfuerzo en internacionalización que están llevando a cabo las empresas andaluzas. Unas empresas que saben que Algeciras es la puerta de Europa, de la Europa que tienen que conquistar. Todo ello, con mucho esfuerzo y trabajo en legítima competencia e igualdad de condiciones.