Es probable que en muchas ocasiones la falta de una amplia perspectiva nos impida ver con suficiente nitidez aquello que representa un valor importante en el desarrollo de una sociedad. En otras ocasiones, quizá sea la propia rutina la que maliciosa y torpemente nos arrastra a esa situación que debemos esforzarnos en evitar, principalmente porque nos desnuda y pone al descubierto nuestra desidia e incapacidad para seguir avivando la ilusión de seguir trabajando por los demás. Lo cierto es que estar al frente de cualquier actividad colectiva tiene su desgaste, si bien dependerá de la voluntad y compromiso del individuo en cuestión para que esa erosión no haga mella durante el ejercicio de su actividad representativa. Cuando esto ocurre, podríamos aseverar que estamos ante un líder, en toda la extensión de su significado.

Dentro de las múltiples expresiones del asociacionismo que llevan a cabo las personas, hay uno que tiene especial relevancia: el empresarial, porque el EMPRESARIO (lo escribo en mayúsculas por la enorme importancia que representa) tiene en su objetivo primario generar riqueza, que a su vez genera empleo, que al mismo tiempo produce sinergias micro/macroeconómicas de las que se beneficia toda la sociedad y hasta sus políticos.

Y si algo queremos que funcione bien con lo primero que tendríamos que contar es con orden, al que se llega mediante la organización, por medio de la fijación de objetivos comunes dentro de un colectivo, cuanto más amplio mejor, que trabaja coordinada y denodadamente por alcanzarlos.

Y buen ejemplo de todo esto es la renovada CEA, liderada, aumentada y ordenada por un malagueño comprometido, como pocos hemos podido conocer, aunque haberlos, los hay. Si Javier González de Lara hubiera existido en otras épocas, seguramente habría escrito páginas indelebles de nuestra historia. Blas de Lezo, Elcano, incluso el incunable Cristobal Colón, todos estos hubieran tenido cierto acento malagueño, no cabe duda. Pero lo cierto es que lo estamos disfrutando ahora, liderando un equipo en el que su irrepetible ‘alter ego’, Antonio Carrillo, es y ha sido un más que merecido depositario de la confianza de nuestro Presidente.Siempre agradecidos por tu inmenso trabajo querido Antonio. Siempre honrados por haberte acompañado en estos años. Y por tu sacrificio, esfuerzo e incansable labor, querido Presidente. Siempre vuestros.

 

José Luis García Palacios

Presidente de la FOE

 

Artículo incluido en el número de marzo de la revista Agenda de la Empresa