Mejorar la eficiencia de la energía, factor clave de esta revolución
De todos es sabido que la Industria 4.0 está directamente relacionada con la aplicación sistemática de tecnologías TIC. Podemos decir que la aplicación de estas tecnologías ha promovido directamente, en los últimos veinte años, el crecimiento exponencial de diversos sectores económicos y productivos. En muchos de estos casos, ni siquiera existía el sector, lo que ha supuesto, en primer lugar, su aparición; y en segundo, el desarrollo del mismo a velocidades propias, distintas de cualquier otro sector. Estas velocidades de desarrollo de un sector concreto en tan poco espacio de tiempo no se habían dado nunca en ninguna etapa de la humanidad. Podemos recordar que la Primera Revolución Industrial duró más de un siglo en completarse y la tercera (en la cual podemos) otro medio siglo. Como podemos observar, el desarrollo actual se mueve a distintas velocidades y una década supone un ciclo completo de desarrollo.
En este contexto de desarrollo de sectores mediante aplicación de tecnología con una clara orientación al cliente no podía estar ajena la industria que, como cualquier otro sector, tiene en la globalización tanto grandes oportunidades como amenazas. Si a esto sumamos que tras cualquier crisis económica se produce una ebullición tecnológica, derivamos lo que está ocurriendo en el sector industrial, reinventándose y desarrollándose acorde a las nuevas necesidades que demanda el cliente.
Pero, ¿cuáles son las claves para que la industria se desarrolle en los términos anteriores? Pues bien, si observamos las anteriores “revoluciones”, hay muchos puntos en común, pero podemos incidir en dos de ellos: la innovación y la productividad. El primero tiene que ver con la capacidad innata del ser humano de aplicar factores de producción para desarrollar nuevas propuestas que mejoren o produzcan crecimiento económico. Y la segunda está relacionada con la mejora de resultados para generar mejores productos. Estos dos términos, como hemos visto anteriormente, desarrollados en un breve pero continuado espacio de tiempo, suponen el desarrollo de “revoluciones” y estamos ahora mismo en uno de estos espacios de tiempo.
El sector de la Industria tiene que ver todo esto como una oportunidad para innovar aprovechando las tecnologías que se han desarrollado en los últimos años y están más que consolidadas para mejorar su productividad que la podemos describir como un indicador de eficiencia relacionando los recursos y la producción. Por lo tanto para mejorar esta eficiencia la energía (entendida como uno de los grandes recursos que necesita la industria) es un factor clave para el desarrollo de esta “revolución”. La eficiencia energética es un objetivo prioritario en la Industria 4.0 pero para mayor beneficio las tecnologías implicadas (y de por sí la innovación que se desarrollará) son estratégicas para su desarrollo porque están ayudando a que sea una realidad.
En estas tecnologías implicadas podemos destacar las denominadas Tecnologías Habilitadoras que son aquellas que directamente pueden ser utilizadas por la industria para la mejora de sus procesos y por ende la mejora de la eficiencia energética. Hablamos de las siguientes: Big Data e Inteligencia Artificial, Sistemas Ciberfísicos, Simulación y Realidad Virtual, Robótica y Sistemas Autónomos, Fabricación Aditiva, Ciberseguridad, Cloud Computing (y computación en general), Internet de las Cosas y otras tecnologías denominadas disruptivas que están apareciendo o aparecerán y que tendrán un impacto importante (entre estas últimas destacamos Blockchain). Todas ellas han evolucionado exponencialmente en los últimos años y su aplicación sistematizada tiene un impacto directo en la eficiencia energética y supone inequívocamente una ventaja competitiva para la industria.
Miguel Hormigo Ruiz
South Regional Manager en GMV