El hecho de que Andalucía sea la única comunidad autónoma que puede aspirar a albergar hasta dos actuaciones piloto de una de las seis de Edificios Inteligentes previstas en España, en el marco del Plan Nacional de Territorios Inteligentes del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, nos da una idea de nuestro modelo territorial, nuestra red de ciudades y su inserción en el marco nacional.
Las ciudades que cumplen con los requisitos del programa son: Córdoba, Granada, Jerez de la Frontera, Málaga y Sevilla (Andalucía); Badalona, Barcelona, Hospitalet de Llobregat, Sabadell y Terrassa (Cataluña); Alicante, Elche y Valencia (Comunidad Valenciana); A Coruña y Vigo (Galicia); y Madrid y Móstoles (Comunidad de Madrid). Para poder recibir las ayudas tienen que poner a disposición de cada actuación piloto al menos 150 edificios, en los que se instalarán nodos de tecnología IoT (Internet de las Cosas), que aporta toda la información del edificio a una plataforma de Ciudad Inteligente. De esta forma, los inmuebles aportarán a la plataforma de Ciudad Inteligente datos sobre los niveles de contaminación atmosférica a diferentes alturas, acústica o del agua; información meteorológica como velocidad del viento, temperatura, humedad o pluviometría; información de consumos de servicios como energía eléctrica, agua, gas o gasoil; información de la energía producida o las capacidades de almacenamiento, entre otros.
Desde una perspectiva inicial, estamos ante una oportunidad única; sin embargo, hay diferentes parámetros por los que se valora más a una ciudad que otra en materia de Smart Cities. Para ello, se consideran diez dimensiones que son clave: Gobernanza, planificación urbana, gestión pública, tecnología, medioambiente, proyección internacional, cohesión social, movilidad y transporte, capital humano y economía. En este sentido, es necesario resaltar que para ayudar a las entidades locales en los procesos de transformación hacia Ciudades y Destinos Inteligentes, es fundamental, en primer término, la recuperación del parque edificatorio y residencial, así como nuestro patrimonio arquitectónico, la mejora de nuestros transportes e infraestructuras y la creación de empleo. Es significativo que la comunicación entre ciudades como Granada y Sevilla o Málaga y Sevilla sea bastante precaria, siendo tres de los destinos turísticos internacionales más importantes de Andalucía y de toda España, y que los niveles de renta per cápita en muchas de las ciudades andaluzas candidatas sean de los menores del país.
Asimismo, el estado de conservación de nuestros edificios y en especial del parque residencial y su eficiencia energética, a la que se destinan importantes fondos europeos, queda sin gestionar y los fondos sin invertir en otras muchas líneas de incentivos, porque la planificación, gestión y destino de los mismos, carece de una adecuada inserción de los técnicos y, en especial, de los arquitectos en todo el proceso, tanto por parte de la Administración, como de la sociedad en su conjunto, obteniéndose resultados muy pobres y poco inteligentes en materia de eficiencia, sostenibilidad, consumos y demandas, compromiso medioambiental, bienestar social, salud y seguridad de las personas entre otras muchas, cuando se prescinde de los expertos en la materia.
Ninguna sociedad puede considerarse segura, inteligente o sostenible a menos que toda su población pueda acceder a un empleo, una vivienda digna y gozar de espacios y edificios públicos de calidad. Eso requiere un acceso universal a hogares, zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusivos y accesibles, que incrementen la cohesión social, adecuadamente gestionados con procesos y herramientas que promuevan y garanticen que nuestras ciudades, edificios y espacios públicos estén bien comunicados, sean saludables, adecuados y seguros. En ese sentido, los arquitectos somos los técnicos que tenemos mayor número de atribuciones profesionales y experiencia para garantizar la adecuada consecución de los objetivos perseguidos en los ámbitos previstos por el Ministerio. Esperemos que los responsables de las actuaciones cuenten con nosotros en todo el proceso.
Los edificios no son “objetos internos en Ciudades Inteligentes”, son Espacios para la Vida; y la tecnología debe estar al servicio de la misma de forma inteligente, no únicamente para proporcionar datos abstractos que solo sirvan para justificar la inversión de unos fondos europeos que no redunden en intervenciones prioritarias, viables y responsables.
Noemí Sanchís Morales
Presidente del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Arquitectos