El pasado mes de abril viajé a Almería y pasé noche en Aguadulce. Era la hora de cenar y decidí bajar al paseo marítimo para buscar un restaurante. Previamente, mi amigo Mike me había dado una serie de recomendaciones de varios de ellos a los que podía acudir, ya que viaja con frecuencia y conocía la zona.
Le hice caso y busqué un restaurante argentino, italiano y otro gallego. Cuando llegué a la zona, antes de entrar, observé que en alguno de ellos había más personas cenando, por lo que pensé que la elección era clara, es decir, mis pensamientos eran: esas personas conocen el sitio, la calidad, el precio, no se pueden estar equivocando.
Sin embargo, esa noche quería conocer el restaurante gallego que Mike me había sugerido. Opté por él y mi expectativa no se vio cumplida y cambié al argentino. ¿Qué ocurrió? Pues que sí se cumplieron mis expectativas: desde el trato del personal, el ambiente y la calidad de la comida como bien me habían aconsejado.
¿Por qué te cuento esto? Para hacer cercano un sesgo denominado sesgo de la prueba social, algo que nos puede suceder con normalidad: hacer lo que hacen los demás con la convicción de que nuestra decisión es correcta porque otros se han comportado así. Es decir, me libero de tener que elegir y decidir por mí mismo, y me uno al grupo.
En el entorno de la gestión de patrimonios tomamos decisiones, elegimos. Tomar decisiones atendiendo a la recomendación de un familiar, o bien, por la popularidad que un producto tiene por su comercialización puede no cumplir con nuestras expectativas. Es conveniente realizar un análisis de los riesgos en los que vamos a incurrir y saber si es apto para nosotros.
En la industria española, frente a los conocidos depósitos bancarios, están tomando auge los fondos de inversión. Son vehículos de inversión que permiten diversificar nuestro patrimonio y tener una gestión profesional con total seguridad y transparencia, y los hay para cada uno de nosotros y acordes al riesgo que queramos asumir.
Hace unos días se conocieron los datos de comercialización de fondos de inversión en España en el primer trimestre del año. Se había conseguido un récord en suscripciones a un fondo de inversión que superaba la cifra de los diez mil millones de euros. La prensa se hacía eco de ello y se pronunciaba con el siguiente titular: “El fondo español más vendido de la industria hace perder dinero a sus clientes. Su retorno anual es del 0,3% entre 2014 y 2017, y en 2018 pierde un 0,9%”.
Hagamos juntos algunos cálculos: si he obtenido un 0,3% de plusvalía y quiero disfrutar de la misma, Hacienda se va a llevar, al menos, el 19%, por lo que la rentabilidad neta sería del 0,243% (0,3% – (0,19% * 0,3%)). Además, en silencio está la inflación, que si ha sido del 1,2% en el ejercicio anterior, la rentabilidad real es negativa.
La gestión de patrimonios en un entorno de tipos de interés del 0%, para perfiles conservadores, no es fácil. Sin embargo, podemos facilitar esta tarea pidiendo consejo profesional y teniendo claro cómo nos comportamos en la toma de decisiones.
En la elección del restaurante para mi próxima cena intentaré ir a donde realmente quiero ir, aunque el entorno y mi mente me lo pongan complicado, pediré consejo, elegiré y tomaré la decisión. Recuerda: “uno de los sesgos que nos rodean es el sesgo de la prueba social, uno más”.
Juan Francisco Martín Báñez | EFA European. Financial Advisor. Asociado EFPA 12099
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