Cuentan que en los años 80, un economista asesor del Presidente norteamericano Ronald Reagan, Arthur Laffer, durante un almuerzo frente al Capitolio, le dibujó en una servilla una curva. Dicha curva era una U invertida, donde en los ejes aparecían, en el vertical, las recaudaciones impositivas, y en el horizontal, los tipos impositivos. Dicen, que vista esta curva, el Presidente tomó la decisión de reducir los tipos impositivos para aumentar la recaudación y evitar el descontrol en el que se encontraba el déficit público estadounidense. Desconozco qué parte es leyenda urbana y qué parte es realidad, pero sí es cierto que el Señor Laffer diseñó dicha curva y que el Presidente Reagan emprendió una reducción de los tipos impositivos norteamericanos.

¿Cuál es la idea de teoría económica que hay detrás de dicha curva? El Asesor recomendó al Presidente una disminución de tipos, pues sospechaba que la alta presión fiscal estaba provocando evasión de capitales y economía sumergida (el tipo efectivo impositivo estaría situado en la parte descendente de la curva), por ello, una disminución de los tipos aumentaría la recaudación fiscal (situarse en la cima de la curva). Esta curva ha dado mucho juego. Incluso en España, el Vicepresidente del Gobierno y Ministro de Economía en tiempos del Presidente Aznar, el Sr. Rodrigo Rato, incluyó dicha curva en el programa electoral del Partido Popular, incluso arrogándose la titularidad de la misma, lo que provocó bastante chanza en el mundo académico.

Pues bien. El Presidente Sánchez ha sacado de nuevo a pasear la famosa curva de la servilleta, pero esta vez para moverse en la parte descendente de la curva, y por lo tanto aumentar la presión fiscal en España, lo que a buen seguro provocará una disminución de la recaudación fiscal. Es sabido que España posee una presión fiscal inferior a la media de la Unión Europea. Pero también poseemos una renta per cápita muy inferior a la media de la UE. En algunos casos nos distancian de algunos países vecinos en más de dos veces. Y si esto no fuera poco, el reparto de la presión fiscal, en términos de los impuestos directos e indirectos, es muy diferente. A modo de ejemplo, la presión sobre los costes laborales unitarios (Seguridad Social) está en torno al 30% y en Holanda no llegan al 4% (soy consciente que la S.S. no es un impuesto, técnicamente, pero afecta a la economía de forma similar).

Ante este escenario, el Presidente del Gobierno ha dispuesto sacar adelante una ristra de impuestos, a saber: tasa Google (sobre empresas tecnológicas); impuestos a la banca; destope de la Seguridad Social (en la práctica, más presión fiscal para la empresas); eliminación de exenciones al Impuesto de Sociedades; aumento del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas en sus tramos superiores; incorporación a este último del Impuesto sobre el Patrimonio; entre otras ideas. Según algunos cálculos, estamos hablando de 40.000 millones de euros de recaudación. Para hacernos una idea de lo que esto implica, el Presupuesto de la Junta de Andalucía es de algo más de 30.000 millones de euros.

No va a tener fácil implementar todos estos impuestos. De hecho, el Gobierno ya ha visto serios problemas técnicos para ello. Pero lo que pueda hacer lo va a hacer porque la presión para subir los impuestos los tiene dentro de su casa y junto con sus compañeros de moción de censura. Lo dicho.

La curva de Laffer ha vuelto y la servilleta nos va a salir muy cara. No solo por el coste fiscal, sino por el detrimento del PIB con dicho incremento tributario. Que al final lo pagaremos los de siempre. Los contribuyentes de a pie.

 

Manuel Alejandro Cardenete | Catedrático de Economía

Vicerrector de Posgrado Universidad Loyola Andalucía

@macarflo

 

Artículo incluido en el número de septiembre de la revista Agenda de la Empresa