Según señala el último informe sobre perspectivas de la economía mundial del Fondo Monetario Internacional, la actividad económica se desaceleró en la segunda mitad de 2018, tras crecer con fuerza en 2017 y comienzos de 2018. Las tensiones comerciales entre EE. UU. y China, unas condiciones financieras ligeramente más restrictivas o la pérdida de impulso en la Eurozona han socavado el ritmo de crecimiento. Para la primera mitad de 2019, el FMI prevé una estabilización del crecimiento global, en parte por el tono más acomodaticio de la política monetaria de EE. UU. y la posibilidad de que se resuelvan las negociaciones comerciales entre este país y China, en tanto que se espera que el ritmo de expansión se fortalezca en el segundo semestre, teniendo en cuenta las políticas económicas que se han puesto en marcha en China para impulsar el crecimiento o el impacto menos negativo de algunos factores que han lastrado el crecimiento en la Eurozona.

Precisamente, la Zona Euro ha sido una de las áreas que ha sufrido una mayor revisión a la baja en sus expectativas de crecimiento para este año, estimando ahora el FMI un aumento del Producto Interior Bruto (PIB) del 1,3%, 0,6 puntos porcentuales (p.p.) inferior al previsto en octubre de 2018. Esta revisión ha afectado especialmente a Alemania e Italia (en torno a un punto en ambos casos), mientras que para la economía española la revisión ha sido de solo una décima, hasta el 2,1%.

Este crecimiento está en línea con el previsto por el Banco de España en sus últimas proyecciones de marzo, del 2,2% para este año, similar al estimado hace tres meses, ya que el comportamiento reciente de la actividad, algo más dinámico de lo esperado, compensa el deterioro del contexto exterior. El crecimiento del PIB seguirá sustentado en la demanda nacional, aunque la atenuación de los efectos positivos de las pasadas medidas de política monetaria, el tono más neutral de la política fiscal o el ritmo de avance más moderado del consumo de los hogares explicarían el menor crecimiento esperado de la producción.

La prolongación de esta fase de crecimiento está ayudando, sin duda, a reducir los desequilibrios que arrastra la economía. En este sentido, el déficit de las Administraciones Públicas ha cerrado 2018 en el 2,6%, frente al -3,1% de 2017, lo que garantiza a España salir del Procedimiento de Déficit Excesivo de la UE en el que estaba inmerso desde el año 2009. Al mismo tiempo, la deuda pública se ha reducido un punto en el último año, hasta el 97,2% del PIB. Pese a ello, los riesgos para la sostenibilidad de las finanzas públicas siguen siendo significativos a medio y largo plazo, tal y como señala el informe de la Comisión Europea sobre España que evalúa los avances en las reformas estructurales y corrección de desequilibrios económicos.

Por otra parte, los indicadores de coyuntura publicados en las últimas semanas siguen reflejando un sólido crecimiento de la actividad y el empleo. El número de trabajadores afiliados a la Seguridad Social ha crecido en Andalucía un 3,2% en el primer trimestre, en términos interanuales, al tiempo que el Índice de Producción Industrial habría aumentado en torno a un 1% en los dos primeros meses del año, tras el descenso registrado en 2018. Asimismo, y respecto a la demanda, se ha observado una aceleración en el ritmo de aumento de las ventas minoristas, que se han incrementado casi un 3% hasta febrero, repuntando tanto las ventas alimentarias como las no alimentarias. Al mismo tiempo, se ha moderado el ritmo de descenso de las matriculaciones de vehículos (turismos y vehículos de carga) respecto a los meses finales del pasado año.

Sin embargo, los Indicadores de Confianza Empresarial de Andalucía reflejan un balance negativo en el primer trimestre del año, dado que el 15,7% de los establecimientos empresariales consideran que la marcha de su negocio ha sido favorable mientras que el 22,2% la valora como desfavorable. Por el contrario, el 19,0% de los establecimientos son optimistas sobre la marcha de su negocio en el segundo trimestre de 2019, frente al 18,8% que son pesimistas, por lo que el balance de expectativas (diferencia entre opiniones favorables y desfavorables) es ligeramente positivo. De este modo, el Índice de Confianza Empresarial Armonizado (media entre situación y expectativas) registra una variación del -0,1% para el segundo trimestre respecto al primero, menos negativa que en los dos trimestres anteriores.

Las provincias de Málaga, Cádiz y, especialmente, Huelva muestran variaciones positivas en este Índice de Confianza Empresarial, principalmente a causa de las mejores expectativas. En este sentido, el mejor balance de situación en el primer trimestre correspondería a los establecimientos de Cádiz, mientras que Granada obtiene el balance más negativo. En cuanto a las expectativas, los mejores balances corresponderían a Huelva, Málaga y Almería, en tanto que Jaén mostraría el balance de expectativas más desfavorable.

 

Felisa Becerra Benítez Felisa-Becerra2

Analistas Económicos de Andalucía

www.analistaseconomicos.com

 

Artículo incluido en el número de mayo de la revista Agenda de la Empresa