Sitúan como primer riesgo el operacional, seguido de los ligados a las tecnologías y al clima

Los consejeros delegados (CEO) de las principales empresas están preocupados por la desaceleración económica global y por los riesgos crecientes en diferentes ámbitos, según se deduce de la quinta edición del Informe Global CEO Outlook realizado por KPMG, en el que se ha entrevistado a 1.300 CEO de las mayores compañías del mundo, incluidas 50 españolas.

A pesar de este panorama de cautela reinante también hay datos positivos ya que, por ejemplo, el 44% prevé aumentar entre un 6% y un 10% la plantilla en los próximos tres años, frente al 36% de sus homólogos encuestados a nivel global. Este aumento del empleo es reflejo del crecimiento previsto de la facturación, que será de un 2% en los próximos tres años en el caso del 58% de los máximos directivos españoles.

A nivel internacional la confianza de los CEO sobre la economía global ha caído ligeramente, del 67% al 62%, en línea con las menores previsiones de crecimiento para 2019 que barajan todos los organismos internacionales y la desaceleración económica registrada en varias economías. La confianza de los primeros directivos españoles en la economía se sitúa en el 64%, en línea con sus homólogos internacionales.

Para Hilario Albarracín, presidente de KPMG España, “los máximos ejecutivos de las empresas están reprogramando sus compañías para hacer frente al cambio constante y crear organizaciones más ágiles y resilientes en el futuro. En este escenario, la inversión en tecnología es condición sine qua non para sobrevivir en la era digital ya que permite transformar los modelos de negocio tradicionales, gestionar los riesgos de forma más efectiva y anticiparse a las necesidades y demandas de los clientes”.

En materia de riesgos los cinco que más preocupan a los máximos directivos de las empresas españolas son los operacionales, los derivados de las tecnologías disruptivas, los climáticos, el proteccionismo y la ciberseguridad. En el caso de los CEO globales cambian un poco el mapa ya que ponen en primer lugar los climáticos, seguidos de los tecnológicos, el proteccionismo, la ciberseguridad y por último el operacional.

En todo este panorama la ciberseguridad es crítica ya que aunque los ataques son cada vez más numerosos y sofisticados, las empresas parecen sentirse preparadas para afrontarlos, como lo prueba el hecho de que sube del 44 al 64% el porcentaje de los CEO españoles que se declara preparados para un ciberataque. Así, para los CEO, la ciberseguridad es una función estratégica y un factor de ventaja competitiva, tal y como lo reflejan el 64% de los españoles y el 71% de los globales.

Además, dos tercios de los CEO (66% españoles y 67% globales) creen que actuar con agilidad es absolutamente fundamental ya que quien sea demasiado lento será irrelevante y desaparecerá, por lo que es más importante que nunca implantar enfoques ágiles en todos los ámbitos de la empresa. Y esta agilidad no se da solamente en los procesos, sino que son los propios CEO los que tienen que ser ágiles ya que los datos muestran que cada vez están menos tiempo en sus cargos dado que la duración media del mandato es actualmente de 5 años frente a los 6 del año 2013, según asegura el 62% de los CEO españoles (74% globales).

Una de las maneras tradicionales de mejorar las capacidades digitales de las empresas son las fusiones o las adquisiciones y por eso este asunto está en la agenda del 86% de los CEOs españoles, en línea por tanto con la opinión de los globales (84%). El interés fundamental de este tipo de operaciones radica en la capacidad que pueden aportar las fusiones y adquisiciones por transformar un modelo de negocio más rápidamente que con crecimiento orgánico.

Y, como no podía ser de otra manera, la Inteligencia Artificial (IA) está también en la mente de los CEO aunque solo el 4% de los españoles, frente al 16% de los globales, ha implantado programas de IA y automatización. Otro 36% de los españoles (31% globales) dice que sigue en la fase piloto, y más de la mitad de los CEO (60% españoles y 53% globales) está llevando a cabo una implementación limitada.