La expansión económica mundial se ha moderado en los primeros meses del año, siguiendo la tendencia observada en la segunda mitad de 2018, tal y como refleja el indicador compuesto de actividad de la OCDE, de forma que los principales organismos internacionales han coincidido en señalar que las expectativas de crecimiento para este año son ahora algo inferiores a lo previsto hace unos meses. En este sentido, el último informe de perspectivas económicas de la OCDE ha revisado a la baja las previsiones de crecimiento del PIB para 2019 y 2020, en tres y una décima, respectivamente, hasta el 3,2% y el 3,4%. El ritmo de avance de la inversión y el comercio se ha moderado, especialmente en Europa y China, y la confianza de empresas y consumidores ha disminuido, observándose una desaceleración de la actividad, lastrada principalmente por las tensiones comerciales, estimando este organismo que el comercio mundial podría crecer en 2019 un 2,1% (1,6 puntos porcentuales menos de lo previsto en noviembre del pasado año), lo que supondría la tasa más baja desde el inicio de la crisis.

En este contexto, los riesgos para el crecimiento de la economía mundial se inclinan a la baja según la OCDE, destacando la persistencia de las tensiones comerciales entre EE. UU. y China y la posibilidad de que se impongan nuevas barreras al comercio entre EE. UU. y la UE. A esto habría que añadir la posibilidad de que la economía china sufra una desaceleración mayor de lo previsto, la incertidumbre política (vinculada en gran medida al Brexit) o la vulnerabilidad financiera asociada al elevado endeudamiento del sector privado.

Las perspectivas de crecimiento de la economía española no han sufrido una revisión tan significativa como en otros países de la Zona Euro, estimando la Comisión Europea un crecimiento ligeramente superior al 2% para este año, similar a la previsión de crecimiento del Gobierno. De hecho, las últimas proyecciones del Banco de España incluso han revisado al alza en 0,2 p.p. el crecimiento previsto para este año, hasta el 2,4%, como consecuencia de un crecimiento algo mayor de lo estimado en el primer semestre. El crecimiento del Producto Interior Bruto seguirá sustentado en la demanda nacional, aunque su aportación al avance de la producción se moderará, coincidiendo con una desaceleración del consumo de los hogares, al tiempo que la demanda externa podría tener una contribución ligeramente positiva en este año, mientras que hace tres meses se estimaba que fuese negativa. No obstante, se prevé que el PIB mantenga una senda de desaceleración a lo largo de los próximos trimestres, al igual que se moderará la creación de empleo.

Aun así, los indicadores coyunturales de actividad siguen mostrando un sólido crecimiento de la actividad, como es el caso de las ventas de las grandes empresas, que han acelerado su crecimiento en abril hasta el 2,7% interanual, tanto por el mayor dinamismo de las exportaciones como de las ventas interiores. Igualmente, los indicadores más recientes relativos a la economía andaluza señalan una prolongación del sólido crecimiento de la actividad y el empleo, alcanzando la afiliación a la Seguridad Social un máximo histórico en el mes de mayo, tras crecer en los meses de abril y mayo a una tasa interanual del 3,2%, similar a la del primer trimestre del año. Por otra parte, las ventas minoristas muestran un crecimiento en términos reales cercano al 3% interanual hasta abril, el doble que en el conjunto nacional y superior al registrado el pasado año, si bien otros indicadores relacionados con la demanda, como las matriculaciones de vehículos, muestran un comportamiento menos favorable. Asimismo, la actividad industrial ha mejorado en lo que va de año, y los índices de producción reflejan un aumento algo superior al 2%, principalmente a causa del fuerte incremento en la producción de bienes de consumo no duradero y, en menor medida, del ligero aumento en la producción de bienes de equipo.

Además, la demanda turística continúa dando muestras de solidez, y desde la propia Consejería de Turismo se prevé que este año se alcance un nuevo récord de turistas (alrededor de 31,5 millones). En este sentido, las cifras disponibles hasta abril reflejan un crecimiento del número de viajeros alojados en establecimientos (hoteles, apartamentos turísticos, campings y alojamientos rurales) de Andalucía del 6,7%, frente a apenas el 1% de crecimiento que se produjo en el mismo periodo de 2018. Al mismo tiempo, las pernoctaciones habrían crecido en torno a un 4%, realizándose un 78% de estas en establecimientos hoteleros, con un mayor dinamismo tanto de la demanda nacional como de la extranjera, tras registrar esta última un ligero retroceso a lo largo del pasado año. Este aumento de las pernoctaciones ha sido especialmente elevado en la provincia de Sevilla, donde se ha registrado un incremento superior al 10%, siendo también superior al promedio regional en Cádiz, Córdoba, Granada y Huelva, si bien Málaga es la provincia que acapara más de un tercio de las pernoctaciones en establecimientos hoteleros de Andalucía.

 

 

          Felisa Becerra Benítez Felisa-Becerra2

Analistas Económicos de Andalucía

www.analistaseconomicos.com

 

Artículo incluido en el número de julio-agosto de la revista Agenda de la Empresa