El crecimiento económico ha provocado que la demanda española de electricidad esté disparada desde hace unos años, pero la inversión en nuevas centrales no ha crecido de forma similar. La falta capacidad de generación del país es ya «preocupante», sobre todo por que el margen para hacer frente al consumo no para de caer (un 4% en el 2005).

Las tarifas reguladas son las principales causantes de esta situación, ya que están por debajo de los costes reales de las empresas y son incapaces de dar unas «adecuadas» señales de inversión. Así lo afirma la Comisión Europea en un estudio con que ha acompañado su reciente plan energético y medioambiental.

El Gobierno, a juicio de las autoridades comunitarias, debería incrementar de forma considerable los precios regulados para incentivar la construcción de nuevas instalaciones que eviten futuros problemas de suministro.

Bruselas recuerda que España todavía no ha transpuesto a su normativa las directivas de apertura del mercado energético a la libre competencia y subraya que tiene un récord comunitario de cuatro procesos de infracción abiertos en su contra en el Tribunal de Luxemburgo.