Como consecuencia de la huelga de 44 días de lucha sindical, en la principal productora de electricidad de Barcelona conocida como “La Canadiense”, el 1 de octubre de 1919, la población trabajadora conseguía la implantación legal de una jornada máxima de ocho horas diarias y 48 a la semana, lo que la situaba en la vanguardia de los derechos laborales en una época de gran conflictividad social.