Los agricultores cerramos un año 2019 difícil en el que la crisis de precios nos ha hecho tocar fondo, empujándonos en algunos casos al abandono de la actividad, pero también propiciando la unión del sector para decir de manera contundente ¡basta ya! en manifestaciones multitudinarias como las del aceite en Jaén, Sevilla y Madrid, o las del sector de frutas y hortalizas en Almería, Motril y Málaga, poniendo así pie en pared a una situación insostenible provocada por el ninguneo a los agricultores por parte de los mercados, y por la falta de respuesta por parte de las instituciones para defender el interés general.

Un menosprecio que se lleva a cabo a pesar de que somos un sector socioeconómico fundamental, con un modelo productivo tradicional y sostenible, que es único. Un sistema productivo que frena la desertización y el cambio climático con cultivos en grandes áreas de secano, producción integrada y también ecológica. Un sistema productivo que apuesta por la innovación, que es garantía de seguridad alimentaria y, por tanto, generador de salud pública.

Cómo es posible, entonces, que la política agraria europea no apueste por preservar este modelo de producción agraria social y sostenible, que es generador de empleo, que fija población y gestiona el territorio… Y es que es inverosímil que Europa, en vez de poner en valor nuestra agricultura y apostar decididamente por la alimentación de calidad, se centre únicamente en dar ayudas que, además, son cada vez más limitadas y no alcanzan ni el 30 por ciento de nuestra renta, habiendo sectores que ni siquiera están amparados por las mismas.

Pero el despropósito va más allá. La dirección de la política agraria mira vergonzosamente hacia otro lado cuando la industria y la distribución machacan a los agricultores pagándoles de esta manera la economía primaria. Éste es el sistema establecido en la Unión Europea -UE-, una política de ayudas nefasta, inservible y destructiva.

Los agricultores queremos vivir de nuestro trabajo, queremos cultivar calidad de manera sostenible, así como que nos paguen precios dignos por nuestros productos. Y para ello, lo que no podemos es estar dependiendo de los tejemanejes de una Organización Mundial del Comercio en la que cada estado hace lo que le place, según su capacidad económica, sacando de la chistera aranceles que nada tienen que ver con la economía primaria.

La UE, que empezó a tomar forma en el campo, ha perdido el pie. No está distribuyendo riqueza y bienestar y sus políticas están generando desánimo, desilusión y, en definitiva, fracaso. No está defendiendo la alimentación de calidad ni salvaguardando la seguridad alimentaria en Europa. En cambio, tiende a allanar el camino a los fondos de inversión, en detrimento de nuestro modelo social y sostenible, absolutamente mayoritario en Europa, que garantiza la fijación de la población y la distribución de la riqueza.

En este sentido, reclamamos el principio de preferencia comunitaria. Porque qué sentido tiene importar, por ejemplo, tomates de fuera de Europa, si al mismo tiempo nuestros agricultores se ven obligados a tirar nuestros tomates porque no tienen salida en el mercado, desaprovechándose así recursos fundamentales como agua y tierra, sujetos asimismo a fuertes inversiones para su optimización. Es incomprensible, además de una gran injusticia que se está permitiendo de manera deliberada.

Pero que a nadie le quepa duda de que desde COAG no vamos a cejar en el empeño y vamos a seguir luchando para defender nuestra agricultura y nuestro modelo de producción, que es patrimonio de todos. Así, enfrentamos 2020 con fuerzas renovadas, ganas e ilusión. Para ello exigimos medidas políticas y económicas que reviertan esta situación. Queremos una agricultura con agricultores en el marco de una economía social agraria, sintiendo el respaldo de toda la sociedad. Defendamos lo nuestro, defendamos nuestra agricultura, nuestra tierra, nuestra cultura, nuestros pueblos y nuestro medio rural.

 

Miguel López Sierra Miguel López WEB

Secretario General

COAG Andalucía

 

Artículo incluido en el anuario de la revista de enero de Agenda de la Empresa