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Revista de febrero de   Agenda de la Empresa

 

Las preguntas a las que tenía que responder en mi participación en el I Foro Mujer y Empresa era el papel que tienen las autónomas en el desarrollo económico y en el tejido empresarial andaluz y qué medidas consideramos que se deberían de impulsar desde la Administración (nacional y autonómica) en 2020 para desarrollar el autoempleo individual de las mujeres.

Porque, aunque las trabajadoras autónomas tenemos un papel fundamental en el desarrollo económico y en el tejido empresarial andaluz, la “brecha de emprendimiento” apenas se ha reducido a lo largo de los últimos quince años y se mantiene en el entorno de una mujer por cada tres ocupados por cuenta propia. Cada vez emprendemos más, pero la proporción de mujeres trabajadoras por cuenta propia varía según el tipo de situación profesional, siendo menos relevante su presencia entre los empleadores y siendo mayoría entre las que son catalogadas como “ayuda al negocio familiar”.

En la comparativa con el emprendimiento en el contexto europeo, se observa que la baja proporción de mujeres sobre el conjunto de autónomos es una constante en el conjunto de la Unión Europea y, aunque su presencia se esté incrementando en los últimos quince años, todavía dos de cada tres autónomos son hombres. La proporción de mujeres autónomas en España es ahora ligeramente superior a la de la Unión Europea, habiendo crecido algo más en España en estos años y Andalucía, por su peso poblacional e importancia de su actividad emprendedora, ocupa un lugar destacado en el panorama nacional.

Este emprendimiento, sin embargo, es más planificado que el de los hombres, por lo que es un emprendimiento más responsable y de mayor calidad, lo que hace que mantengamos más y mejor nuestros negocios; de hecho, las bajas de hombres duplican a las de las mujeres.

Pero este éxito en sus actividades, referido al mantenimiento de las mismas, no alcanza convertirse en referentes y modelos de éxito.

Y eso es algo que necesitamos. Quizás por esas “creencias limitantes” que seguimos arrastrando derivadas de la “tradición” cultural sobre el papel de las mujeres no conseguimos el empoderamiento, visibilidad y reconocimiento social que merecemos.

Y en este sentido, las medidas de discriminación positiva que se llevan a cabo, contienen una vertiente negativa que, en muchos casos, propicia la reproducción de roles que hace que las mujeres trabajadoras autónomas sigamos asumiendo las responsabilidades familiares y domésticas asumiendo más de una jornada de trabajo.

Por eso, nuestra petición a las administraciones pasa por replantear esas medidas para caminar hacia la verdadera igualdad de oportunidades que no puede sino realizarse a través de la corresponsabilidad social, no solo dentro del ámbito familiar, sino, y sobre todo, con respecto a la sociedad en su conjunto.

Por eso, nosotros, en nuestra labor representativa, seguiremos reivindicando la necesidad de alcanzar la igualdad efectiva entre hombres y mujeres en el ámbito laboral y en especial en el trabajo autónomo.

 

Inés Mazuela Rosado Ines Mazuela WEB

Secretaria General de UPTA-A

@InesMazuelaRo