En el último informe de actualización de las previsiones de la Comisión Europea, publicado a mediados de febrero, se señala que la Zona Euro registra su periodo más largo de crecimiento sostenido desde la introducción del euro en 1999 y que la economía europea seguirá una senda de crecimiento estable y moderado. El consumo y la inversión seguirán impulsando el crecimiento, a pesar del complejo entorno exterior, lo que unido a los signos de estabilización en el sector manufacturero y a la posibilidad de que los flujos comerciales puedan estar empezando a repuntar permitirá seguir creciendo a la economía europea.

Si bien algunos de los riesgos de revisión a la baja para el crecimiento parecen haber disminuido, caso de las tensiones comerciales con la primera fase del acuerdo entre EE. UU. y China, han surgido otros, como el brote del coronavirus en China, aunque aún es pronto para evaluar la magnitud de su impacto económico. A esto habría que unir la incertidumbre que sigue existiendo en torno a la política comercial estadounidense o la futura relación entre la UE y Reino Unido, el posible agravamiento de las tensiones geopolíticas en Oriente Medio o las tensiones sociales.

En el caso de la economía española, la Comisión Europea ha revisado ligeramente al alza, en una décima, el crecimiento previsto para este año, situándolo en el 1,6%, una tasa coincidente con la prevista en el nuevo cuadro macroeconómico del Gobierno. El consumo privado mantendrá su dinamismo, sostenido por un aumento de la renta disponible y una menor tasa de ahorro de las familias, en tanto que se prevé un mayor impulso de la inversión tras la moderación de finales de 2019, cuando se registró un descenso de la inversión en construcción. Así, el crecimiento previsto para este año sería inferior en 0,4 puntos porcentuales (p.p.) al de 2019, que habría cerrado con un avance del 2,0%, una décima más de lo previsto en el anterior informe de la Comisión, ya que la desaceleración en la segunda mitad del pasado año habría sido algo más leve de lo previsto, por la ligera recuperación del consumo privado.

Del mismo modo, para la economía andaluza se prevé también un menor crecimiento en este año (1,7% según estimaciones de Analistas Económicos de Andalucía), tras crecer en 2019 un 2,1%, según las primeras estimaciones del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, dos décimas menos que en 2018. A lo largo del año se produjo una ligera pérdida de dinamismo, como consecuencia principalmente del menor impulso de la demanda interna, de forma que en el último trimestre el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) fue del 1,9%, frente al 2,3% de principios de año.

De hecho, la aportación de la demanda regional al crecimiento se moderó hasta los 1,5 p.p. en 2019, debido tanto al menor crecimiento del consumo de los hogares como de la inversión. El agotamiento del efecto del consumo embalsado durante la crisis, el ligero repunte en la tasa de ahorro de los hogares y la moderación en la creación de empleo habrían incidido en este menor dinamismo del consumo privado, al tiempo que la inversión se ha visto afectada por la elevada incertidumbre. Sin embargo, este menor dinamismo de la demanda interna se contrarrestó en parte con la contribución positiva del saldo exterior neto, al repuntar el crecimiento de las exportaciones y moderarse el avance de las importaciones.

 

Por el lado de la oferta, el sector industrial y el sector servicios crecieron en 2019 a mayor ritmo que en 2018 (1,2% y 2,9%, respectivamente), destacando en el caso de los servicios la aceleración en la tasa de crecimiento de la rama de comercio, transporte y hostelería, rama que representa casi un tercio del Valor Añadido Bruto (VAB) del sector servicios y alrededor de una cuarta parte del VAB regional. Por su parte, el crecimiento de la construcción se moderó hasta el 5,0%, en tanto que el sector agrario experimentó un descenso de similar cuantía, tras el fuerte crecimiento del año anterior.

Sin embargo, el empleo creció en todos los sectores productivos en 2019, según datos de la Encuesta de Población Activa, con tasas más elevadas en la industria y la construcción, registrándose una tasa de crecimiento medio anual del 2,9% (2,8% en 2018), aunque la creación de empleo se desaceleró a lo largo del año. A excepción del sector agrario, donde el empleo repuntó a finales del pasado año pese a la significativa caída del VAB, en el resto de sectores la creación de empleo se moderó en la segunda mitad del año, produciéndose en el cuarto trimestre un descenso en el número de ocupados en la construcción, tras dos años de fuertes crecimientos. Este menor ritmo de crecimiento del empleo ha proseguido en los primeros compases del año, tal y como reflejan los datos de trabajadores afiliados a la Seguridad Social, que en enero han crecido a una tasa inferior al 2%, descendiendo la afiliación en Córdoba y Jaén, una trayectoria muy vinculada al descenso de las afiliaciones en el Sistema Especial Agrario.

Junto a esta desaceleración en la creación de empleo, se aprecia un descenso más moderado del desempleo, que en parte se debe también al incremento en la población activa, que ha vuelto a crecer en 2019 después de tres años y medio de descensos, aumentando casi un 1% en el cuarto trimestre del año. El aumento de activos ha sido especialmente significativo en Huelva y Almería, disminuyendo únicamente la población activa en Jaén.

 

Felisa Becerra Benítez Felisa-Becerra web

Analistas Económicos de Andalucía

www.analistaseconomicos.com

 

Artículo incluido en la revista de marzo de Agenda de la Empresa