El presidente de la CEOE, José María Cuevas, Criticó ayer al Gobierno en una entrevista concedida a una agencia de noticias, su política antiterrorista, sus políticas cambiantes que crean inseguridad a los empresarios, su intervencionismo en cuestiones que son sólo competencia de las empresas, y las futuras leyes que están preparadas, como la reforma fiscal (que supondrá un aumento de la presión fiscal) y, claro está, la Ley de Igualdad. Ninguna de sus críticas tuvo desperdicio.

En su intervención inicial ya se había referido al «intervencionismo» del Gobierno, en clara referencia a la opa lanzada por Gas Natural sobre Endesa.Pero al ser preguntado por la operación, tras recalcar la «neutralidad» de la CEOE, ya que ambas empresas están representadas en la organización, ofreció su visión personal como «modesto accionista de Endesa». La oferta inicial -explicó- se fue deteriorando hasta llegar un momento en que no se sabe quién la presentaba, «si era Gas Natural o el señor Montilla o el señor Conthe…». Por este motivo, muchos accionistas y españoles «estamos con los ojos a cuadros y no veo buenos visos para acabar», dijo Cuevas, ya sin necesidad de utilizar su tono irónico de otras ocasiones.

La única salida para Cuevas es avanzar en la liberalización del sector y lograr «un mercado energético más integrado», y en ese punto no le pareció mal que lleguen capitales de fuera, porque en el mercado nacional no hay suficiente. Una opción que en estos momentos cada vez está más difícil al surgir en algunos países de la UE defensores de los «campeones nacionales». Por este motivo dijo que «personalmente preferiría tener un grupo nacional energético fuerte, integrado, sin necesidad de opas hostiles, y luego conseguir una red europea integrada».

Pero tal y como está la situación, Cuevas afirmó con rotundidad que «lo mejor que puede hacer el Gobierno es no hacer opas». En su opinión, la opa de Gas Natural «no creo que estuviera vinculada a la elaboración del Estatuto de Cataluña», pero consideró que era una «operación empresarial muy a la catalana, poco preparada y pensada», matizando además que «muy a la catalana porque Gas Natural contaba a su favor con el Boletín Oficial del Estado».

Esta afirmación ha sentado muy mal en Cataluña. El presidente de la patronal catalana, Juan Rosell, que hasta pocos días antes de la Asamblea para la reelección de Cuevas se estuvo planteando si rivalizar con él, hizo público un comunicado a las pocas horas exigiéndole «una rectificación inmediata», una petición que le ha remitido en una carta en la que además aprovechó para mostrarle su «preocupación y desagrado» por entender que son «declaraciones injustas y ofensivas para los empresarios catalanes».

Pero no ha sido el único. Gas Natural tampoco se ha callado y le ha contestado en otro comunicado en el que a través de cuatro puntos califica de «lamentable» que el presidente de la CEOE realice ese tipo de manifestaciones, e «impropio de quien debería ser el representante de todas las empresas españolas sin distinciones».

Añade que es «absolutamente reprobable» que Cuevas «ponga en duda, sin ningún fundamento -y total desconocimiento-, el carácter empresarial de la opa. Pero también afirma que las palabras de Cuevas «deslegitiman» a quien ejerce como máximo representante de la patronal, que debe respetar a todos los asociados. Por todo ello, le exigen una «rectificación pública» y que la próxima vez sea «más reflexivo» y vaya con «más tino y menos ligereza» cuando habla en nombre de todos los empresarios españoles.

En el resto de su intervención Cuevas criticó la tentación intervencionista del Gobierno, sus normas «voluntaristas» y sus «arbitristas soluciones simples». Y ya en el terreno de lo concreto, reconoció -pese a su afirmación inicial de que la futura Ley de Igualdad era un «rejón de muerte» al diálogo social-, que le «quedan miles de capotazos». Pero confirmó que la reforma laboral se encuentra en un callejón sin salida, con las posiciones «muy alejadas», mientras le preocupa que «Caldera diga que la Ley de Igualdad es el principio de una revolución social».

También criticó el «populismo» de la política del Gobierno, los cambios de regulación aprobados «de la noche a la mañana» y advirtió que «la paciencia de los empresarios no es infinita».