Para hechos sin precedentes, medidas excepcionales. La declaración de la pandemia por el contagio del virus COVID-19, evitable o no, requería y requiere un plan con acciones insólitas para la mayoría de la población. Somos conscientes de que estamos viviendo una etapa que marcará un hito en nuestra forma de ver el mundo, incluso de vernos a nosotros mismos. Todavía no podemos evaluar el alcance de esta emergencia global, pero sí sabemos que nos va a transformar a todos en lo personal y también como sociedad. Centrándonos en el plano económico no cabe duda de que el frenazo en seco de la economía está provocando graves dificultades que aún no hemos podido dimensionar, pero que sí podemos imaginar.

La cara B son las pequeñas empresas, muchas de ellas cooperativas, que buscan la manera de aguantar el tirón y no romper la cadena de solidaridad para contener de alguna forma los efectos de esta emergencia sanitaria, social y económica. En las cooperativas ponemos a las personas por encima del capital. Me consta, y yo mismo así lo hago, que somos empresas que arrimamos el hombro: son nuestros propios puestos de trabajo y no estamos dispuestos abandonarlos. Flexibilizamos, reducimos, ajustamos para frenar la curva de despidos. Nuestra capacidad de resiliencia está ahí. Ya lo hemos demostrado en otras ocasiones: somos empresas resistentes a los periodos convulsos y este es el escenario más arriesgado en el que hemos trabajado, pero sabemos que somos capaces de ofrecer estabilidad porque nuestro modelo nace de valores esenciales que hoy son más necesarios que nunca. Si alguien sabe que juntos se sale antes y más fuertes de las situaciones complejas, esas son las cooperativas.

Vivimos una crisis dinámica que la hace aún más difícil de abordar. Pero afortunadamente es temporal. Pasará y tendremos la oportunidad de inaugurar una nueva etapa en todos los órdenes, ya sea en el plano económico, el social o el político. No podemos desaprovechar el aprendizaje adquirido. Ya sabemos qué es lo realmente importante y también cuáles son los valores que cuentan a la hora de la verdad. La colaboración, la ayuda mutua, la responsabilidad individual y colectiva, la solidaridad y el trabajo en equipo (principios inherentes al modelo cooperativo) no son cuestiones abstractas, sino que son conceptos que han tomado forma en nuestro imaginario colectivo. Ahora es el momento de cuidar, ayudar, acompañar, fortalecer. Estas cuatro acciones deben guiarnos en estos momentos excepcionales. Nuestras cooperativas tienen que abanderar sus principios y cuidar, ayudar, acompañar y fortalecer a las personas socias que las conforman y dan sentido a su existencia.

Podríamos enumerar infinidad de situaciones vividas en primera persona que nos han hecho crecer como personas y que muestran que la acción en comunidad reconforta. Sin duda, la mejor forma de superar esta situación es apoyándose en los principios del cooperativismo y es el momento de aplicarlos para conseguir un futuro más próspero como sociedad. ¡Fuerza y a pensar en modo cooperativo!

 

Luis Miguel Jurado Luis Miguel Jurado WEB 

Presidente de FAECTA y COCETA

@LuisMi_Jurado

 

Artículo incluido en la revista de abril de Agenda de la Empresa