El Gobierno se presentó con una nueva oferta, a pesar de que el secretario de Estado de Hacienda, Miguel Angel Fernández Ordoñez, había asegurado la semana pasada que no habría más. Sin embargo, el temor a la paralización del país por carretera, llevó a la ministra Espinosa a ceder a las exigencias de los agricultores.

Esta ronda negociadora se presentaba como la última, ya que desde algunas organizaciones agrarias se había lanzado un ultimatum de que de esta reunión o salía un acuerdo o se mantenían las movilizaciones del miércoles. No estaban dispuestos a seguir negociando.

Los sindicatos entendían que ellos ya habían hecho un acto de buena voluntad, después del aplazamiento de las movilizaciones, previstas inicialmente para ayer, y que fueron atrasadas tras la reunión del día 21 con la titular de este departamento ministerial. Elena Espinosa se comprometió a seguir negociando, ganando así un tiempo que le ha permitido ir a Bruselas a cerrar la OCM de la remolacha sin la presión de una movilización en España.

Pero después de cinco horas de negociación, el acuerdo no era posible, ya que, aunque el Gobierno ofrecía puntos de incrementos sobre el IVA que los agricultores reciben por la venta de sus productos, éstos aumentos no satisfacían al sector.

A lo largo de la tarde fueron dos las propuestas del Ministerio, y en los dos casos suponían una cesión de sus planteamientos iniciales, un paso atrás para evitar que sucediera lo mismo que con transportistas, mineros y pescadores.