Mayo nos trae el ejemplo de la lucha social: el 1º de Mayo; y el símbolo de la esperanza: niños y niñas paseando por las calles. Aún faltan meses para recuperar la normalidad previa al estado de alarma que, previsiblemente, el gobierno levantará en unas semanas, pero la movilidad será limitada y las restricciones se irán levantando progresivamente.

Cumpliendo estrictamente el estado de alarma, por primera vez, nuestras manifestaciones son virtuales, bajo el lema: “Trabajo y Servicios Públicos. Otro modelo social y económico es necesario”. Durante diez días, miles de delegados sindicales, de los sectores que han mantenido durante este tiempo los servicios esenciales y la atención a toda la sociedad, nos cuentan sus historias y concluyen que ellos son Primero de Mayo. Una manifestación en red a la que se suman con sus mensajes millones de trabajadores y trabajadoras de todos los ámbitos.

Tras mes y medio de confinamiento, más de 20 mil fallecidos por la pandemia, cuatro millones de trabajadores en ERTEs, y una inminente crisis económica, laboral y social, hemos aprendido unas, y afianzado otras, convicciones que se hacen visibles este especial 1º de Mayo.

Primero son las personas. El objetivo fundamental de todas las decisiones políticas que se tomen debe ser proteger a la ciudadanía y no dejar a nadie atrás. Desde UGT hacemos un llamamiento a la responsabilidad de las fuerzas políticas, para que se sumen a los pactos de Estado que el gobierno está negociando. En esos pactos, debería recogerse la derogación del artículo 135.3 de la Constitución, aprobado en plena crisis en 2011, que lastra el bienestar social en favor de los beneficios de la economía financiera.

Otra convicción que queda confirmada, es la importancia de la unidad de acción de los dos sindicatos de clase, UGT y CCOO, sin la cual medidas sociales fundamentales, para que muchos ciudadanos no quedaran desamparados, sin ingresos, sin casa o sin suministros básicos, no hubieran sido posibles. El próximo reto es una renta mínima de subsistencia, para aquellos que se han quedado fuera del resto de ayudas.

La clase trabajadora, en especial de los sectores esenciales, es la que ha mantenido el sistema. Sin trabajadores no hay sanidad, ni medicamentos, ni educación, ni transporte, ni alimentos, ni seguridad, ni limpieza, ni bancos, ni energía, ni comunicaciones… Las empresas deben tenerlo en cuenta cuando negocien convenios y medidas de seguridad, y las administraciones cuando legislen. No vamos a permitir retrocesos en derechos y que la clase trabajadora vuelva a ser la pagana de otra crisis.

El valor de lo público: una década de recortes en contratación y en inversiones públicas, ha reducido nuestra capacidad de respuesta a la pandemia, sólo compensada por el sobreesfuerzo del personal sanitario, de los servicios de empleo, de dependencia, y de tantos otros profesionales públicos. Los servicios públicos deben de tener el presupuesto y la inversión que necesitan.

Teletrabajo, inversión en I+D+i e industrialización. Las restricciones de movilidad han puesto en evidencia la necesidad de regular el teletrabajo. Muchas empresas y administraciones han adaptado parte de su actividad al teletrabajo, en muchos casos de forma precipitada.

UGT es favorable al teletrabajo, siempre que estén reguladas las funciones, no se generen falsos autónomos, sea la empresa la que facilite las herramientas de trabajo y se cumpla el registro horario y la desconexión digital. Las inversiones en investigación son fundamentales para que la reconstrucción de nuestro sistema productivo no se base en bajos salarios y trabajo precario, sino en producir mejor, mejores productos. La industria y la construcción, serán claves para relanzar la economía. El sector más afectado es el de servicios, pero también es el más flexible y con capacidad de recuperación. Necesitará del apoyo de las administraciones.

No podemos bajar la guardia en la concienciación medioambiental porque haya bajado la contaminación… Son muchas las lecciones que todavía nos quedan por aprender, y mucho lo que podemos aportar desde UGT, un sindicato moderno, pero con 131 años de historia, a la normalización de la actividad económica y social.

 

Carmen Castilla Carmen Castilla WEB

Secretaria General de UGT-A

 @mc_castilla

 

Artículo incluido en la revista de mayo de Agenda de la Empresa