Estaremos todos de acuerdo en que la crisis que estamos viviendo tiene pocas similitudes con la del 2008 o con el crack del 29. Aquellas dos crisis fueron provocadas por burbujas financieras, el 29 en acciones y el 2008 en bienes inmuebles. Sin embargo, sí creo que hay un elemento que puede ser común en la salida o solución: las exportaciones, la internacionalización.

Ya en 2008 fue uno de los motores que nos ayudó a salir rápido y con fuerza, y además no fue coyuntural, sino que se establecieron políticas (por parte de la administración) y planes estratégicos (por parte de las empresas), para que esta apuesta por la internacionalización culminara con una nueva realidad en Andalucía. Y se consiguió. Nuestro competitivo tejido exportador de servicios y productos cuenta con 25.576 empresas exportadoras y 5.808 empresas exportadoras regulares (han exportado los últimos cuatro años), y alcanzó el año pasado un récord de exportación con 31.738 millones de euros, rozando, además, el equilibrio en su balanza comercial.

Esta tendencia continuaba este año, pues hasta mitad de marzo seguíamos creciendo por encima del 10%. Y de pronto todo se vino abajo. Durante los dos meses de confinamiento que llevamos, las caídas de facturación han sido generalizadas. Es cierto que ha dependido del sector, de lo afectado que haya estado el país de destino y de las medidas que hayan tomado los gobiernos para flexibilizar el comercio, como ha sido el caso de Marruecos, aceptando copias electrónicas de certificados de exportación.

A la caída de facturación, se suman los impagos, que ya se empiezan a dar, y se espera que la situación empore a corto plazo. Esto nos puede llevar a una falta de liquidez peligrosa. Igualmente, estamos sufriendo algunos problemas logísticos, ya que las empresas de courier, aunque tienen flota propia, se suelen apoyar mucho en vuelos comerciales, los cuales no están operando.

En definitiva, las empresas andaluzas tendremos que ajustar nuestras estrategias para adaptarnos a las adversidades de 2020 con unas proyecciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que señalan que el comercio caiga abruptamente en todas las regiones del mundo y en todos los sectores de la economía entre un 12% y un 30%.

Entre las medidas que debemos priorizar, quiero cotar en primer lugar la digitalización. Las herramientas digitales como nuevo método de trabajo está muy relacionado con las relaciones internacionales. El contacto personal es muy importante, y en muchas zonas geográficas es imprescindible. Actualmente no se puede viajar, y se espera que pasen varios meses hasta que se pueda restablecer con normalidad. Dentro de esta digitalización, el comercio online debe estar presente ya en todas nuestras empresas.

En segundo lugar, apostar por los países con una recuperación más temprana o con menor impacto. China, Corea y Japón son los primeros que están saliendo, por lo que debieran ser prioritarios. En Europa, los menos afectados parece que serán Alemania y Países Bajos. No debemos quitar el ojo a África, ese continente olvidado por España, y que Andalucía es puerta de entrada a través de los estrechos lazos con Marruecos. Destacar la preocupante situación de países sudamericanos que dependen en gran medida de materias primas como el petróleo, ya que sus cuentas exteriores se verán muy afectadas (Brasil, Venezuela y México).

Los sistemas de apoyo a la exportación que ahora existen están funcionando, pero puede que una mayor capacidad de financiación (aumento del porcentaje de financiación) y que se pudiese asumir un mayor riesgo financiero con avales a la exportación o para entrar en otros mercados, sería muy conveniente.

 

Estanislao Martínez Martínez Estanislao Martínez WEB opinion

Presidente del Consejo de Relaciones Internacionales

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