A lo largo de los -algo más ya- dos últimos meses, hemos vivido una situación que, por inédita, no podíamos siquiera imaginar pocos días antes de decretarse la Alarma Sanitaria por el coronavirus.

Afortunadamente, como consecuencia del confinamiento general de la población durante las 10 semanas transcurridas desde el 14 de marzo, hemos doblegado la curva de contagios y tenemos bajo control el impacto sanitario del COVID-19. Reduciendo las terribles cifras de fallecidos.

(Permítanme este paréntesis en mi artículo para rendir homenaje a tantas personas que han perdido la vida, a sus familiares, y a quienes tienen un papel esencial trabajando en esta pandemia).

Hemos detenido nuestras vidas, y también la mayor parte de nuestras actividades profesionales y sociales. El impacto en la actividad económica es una derivada de consecuencias nunca vistas.

Como bien reza el eslogan de esta publicación de esta Agenda de la Empresa, con las sucesivas fases de desescalada del confinamiento, toca también la ‘re-escalada’ de las empresas.

Sin pretender enmendar la plana a esta publicación, tan ligada a nuestra CEA, prefiero llamar a esta nueva etapa de “reactivación”. En muchísimos casos, nuestras empresas vuelven a la escena económica partiendo de cero.

En el seno de nuestra organización provincial, la CEC, hemos querido conocer los datos del impacto de la situación COVID en nuestras empresas.

A cierre de 2019, según los datos del DIRCE, superábamos las 62.000 unidades de empresas en nuestra provincia, un dato que suponía -en línea con Andalucía- la consolidación del crecimiento económico iniciado en 2013.

Hemos creído fundamental definir la magnitud de los efectos de la crisis y el impacto de las primeras medidas adoptadas -por el Gobierno y la Junta de Andalucía- en relación al funcionamiento de las empresas. Como he mencionado antes, estamos en una situación iné-dita. Cualquier propuesta que plateemos se tiene que orientar a la reactivación, pero partiendo de un análisis previo.

Entre otras iniciativas, hemos realizado una encuesta -acabamos de hacer público los resultados de la segunda oleada- que dimensiona la magnitud del enorme reto que tenemos por delante.

Los resultados de ambos sondeos reflejan la complicada situación para el tejido productivo de la provincia, con una caída de ingresos media entre 75% y el 60%, en función de la distinta afección en la actividad empresarial durante las distintas fases de limitación de actividades.

En esta situación, las organizaciones empresariales están, estamos, llamadas a jugar un papel crucial en las estrategias comunes que se necesitan para superar este jaque a nuestro sistema, basado en un modelo económico basado en las empresas.

Tras la toma de las primeras decisiones de las administraciones, instituciones y partidos políticos, no todas acertadas ni suficientemente armonizadas en una situación de tremenda dificultad, ahora es momento de afrontar la reactivación.

El ritmo de crecimiento va a estar directamente relacionado con la capacidad de generar unidad y consenso de todos los actores que integramos nuestra sociedad. En la provincia de Cádiz, esto se debe trasladar a un gran pacto común, territorial y sectorial, bajo las premisas de afán de superación, constancia y responsabilidad.

Solo así seremos capaces de doblegar la otra curva que, entre todos, tenemos la obligación de volver a repuntar: la de nuestra economía.

Y, también, recobrar nuestras fortalezas emocionales. Perder miedos individuales y colectivos, salir a la calle, reactivar nuestros respectivos mercados.

Adaptarnos. Una vez más. Superarnos. Sentirnos parte de un reto común en el que, todos y cada uno de nosotros, estamos llamados a aportar, a sumar, a reactivar.

 

 

Javier Sánchez Rojas Javier Sánchez Rojas WEB opinion

Presidente de la Confederación de Empresarios de la provincia de Cádiz (CEC)