El pasado 23 de junio se aprobaba mediante Real Decreto Ley las medidas de impulso a la transición energética hacia un sistema eléctrico cien por cien renovable con el propósito de favorecer la reactivación económica desde la estrategia de la agenda verde europea y el pacto suscrito el 11 de diciembre del año pasado. En el Real Decreto, y entre otras cuestiones, se incluían “nuevos modelos de negocio” claves para este impulso, fijándose su regulación: el almacenamiento, para gestionar la energía generada, y la hibridación, para facilitar la combinación de las fuentes mejorando el uso de las redes y minimizando el impacto medioambiental.

Quienes venimos defendiendo desde hace años el valor de la hibridación energética para la generación eléctrica esperábamos que, tarde o temprano, la puesta en valor de las fuentes renovables en las agendas de los gobiernos se adaptasen a su evolución tecnológica, más rápida de lo previsto, y la optimización de sus costes, en paralelo a sus avances técnicos para el desarrollo de las industrias. Por ello, hay que celebrar los pasos en esta dirección que se dan en nuestro país y colegir que, al margen de otras consideraciones, están identificadas y reconocidas dos claves fundamentales del futuro energético como son el almacenamiento y la hibridación.

Hoy día, las plantas y proyectos energéticos híbridos son ya realidades contrastadas y soluciones indiscutibles de futuro y los diversos modelos, combinaciones entre solar fotovoltaica, eólica, hidráulica, solar de concentración y biomasa, tienen una extraordinaria capacidad de crecimiento que veremos en los próximos años. Y en mi opinión, los modelos híbridos entre la solar de concentración, más conocida como termosolar, y la biomasa son uno de los más destacados.

Liderazgo termosolar. Hay un hecho poco conocido en nuestro país, a nivel mayoritario, y es que somos líderes mundiales en el campo de la energía solar de concentración, más conocida como termosolar, líderes tecnológicos con compañías referentes.

En un plano interno, el camino recorrido desde hace 15 años ha sido difícil para las empresas españolas, con cambios legislativos y retributivos de calado que han condicionado su desarrollo, las perspectivas han mejorado y la previsión de los 5 GW de nueva capacidad que contempla el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima cara a 2030 deberían ser suficientes.

En el plano internacional, la energía termosolar continuará su avance y las perspectivas son igualmente positivas porque la competitividad de las instalaciones es cada vez mayor. No solo por la reducción paulatina de sus costes, sino porque almacenan -a gran escala, lo que también reduce a su vez los costes- y entregan puntualmente a los sistemas eléctricos, cubriendo las curvas de demanda.

En cuanto a la biomasa, es la mayor fuente de energía renovable a nivel mundial, representa en términos de consumo más del 70 por ciento del total, según la Asociación Mundial de la Bioenergía, y en nuestro país, dada la superficie forestal y agrícola, es una de las grandes fuentes europeas.

La hibridación de la energía termosolar y la biomasa aumenta espectacularmente la generación eléctrica y térmica y asegura el almacenamiento y la entrega a los sistemas. Pero además, entra de lleno en los desarrollos de la economía circular y las energías limpias para el reciclaje de los residuos y su aprovechamiento energético. Si las nuevas plantas recogen lo aprendido en los últimos años (desde costes hasta mantenimientos) y se abren hacia la hibridación, con la biomasa e incluso con la fotovoltaica, es muy posible que nos encontremos con un desarrollo espectacular. Porque la hibridación, es el futuro energético.

 

Antonio María Pino Antonio María Pino WEB Opinión

CEO de Refractaris

 

 

Artículo incluido en la edición de septiembre de Agenda de la Empresa