Especial Agenda de la Empresa

 

 

La resolución de los problemas de Andalucía son responsabilidad de toda la sociedad. La mejora en la generación de riqueza y la creación de empleo es uno de los principales retos a los que nos enfrentamos de forma histórica, y en este, como en otros muchos que tienen que servir para mejorar el bienestar, el papel de la mujer es determinante.

Son muchos los hitos que marcan la historia del asociacionismo femenino en Andalucía. Una historia que se ha construido con el esfuerzo de entidades como la Federación Andaluza de Mujeres Empresarias, FAME, que lleva 20 años representando en nuestra Comunidad los intereses de miles de empresarias y emprendedoras. Quisiera aprovechar estas líneas para dirigir mi felicitación a esta federación y a su presidenta, Ana Alonso, por su inestimable aportación, promoviendo una mayor integración y proyección de la mujer en el mercado laboral.

La posición de la mujer en el mundo empresarial en Andalucía avanza, aunque menos rápido de los que nos gustaría. Las mujeres empresarias en Andalucía ascienden actualmente a más de 177.700. Es un buen dato, pero aún está muy por debajo -menos de la mitad- si se lo compara con el número de empresarios en la comunidad (368.000). También observamos que progresa lentamente la presencia de la mujer en puestos directivos, que se sitúa actualmente en un 26%, solo dos puntos más con respecto al año pasado y ocho puntos por debajo de la media nacional, que asciende al 34%, según datos de la decimosexta edición del informe Women In Business, que realiza la consultora internacional de servicios profesionales Grant Thornton.

Como bien comenta Ana Alonso, presidenta de FAME, en un artículo publicado en esta misma revista, todavía nos queda mucho camino por andar para romper ese desequilibrio existente, que hace que las mujeres empresarias “tengan que recorrer cada día carreras de cien kilómetros valla”.

Coincido también con ella en valorar la importancia de las redes formales de colaboración público-privada, impulsadas desde el asociacionismo, ya que estas conexiones han ayudado a superar grandes obstáculos en la lucha por la igualdad de oportunidades en el mundo empresarial.

Y aún deben cobrar más relevancia estas redes estratégicas de colaboración en el momento actual de reactivación de nuestra economía, en el que las mujeres no podemos quedarnos atrás. Porque hay estudios, como el publicado en Women in Digital, que ya están advirtiendo de las dificultades de la mujer para ocupar el papel que le corresponde en el nuevo mercado digital, por el hecho de tener una presencia menor a la masculina en especialidades de formación TIC y STEM. Una tendencia que debemos abordar actuando desde los niveles más básicos de la educación y promoviendo, entre los más jóvenes, itinerarios formativos más personalizados y flexibles, que realmente se adapten a las necesidades de un mercado en constante evolución. La clave está ahí, en el cambio cultural en la sociedad que permita a la mujer un desempeño importante en cualquiera de las formas de participación en la vida social y económica.

Y es que, aunque en los últimos 40 años se han sumado casi un millón de trabajadoras andaluzas al mercado laboral, aún existen brechas de género importantes, y la tasa de paro femenina (actualmente en un 25%) supera hoy en día en 6,5 puntos porcentuales a la tasa de paro masculina (18,4%).

Somos conscientes de que la Formación Profesional para el Empleo es una de las políticas activas que más consenso reúne en cuanto a su capacidad para generar riqueza e igualdad y mejorar la productividad de un territorio, especialmente en tiempos difíciles como los que estamos viviendo. Y es por este motivo que la nueva Formación Profesional en Andalucía se ha convertido en uno de los principales ejes de actuación de este nuevo gobierno de la Junta, involucrando a entidades públicas y privadas en el diseño de una FPE más eficiente, transparente y de calidad.

En definitiva, nos encontramos ante una oportunidad para mejorar las posibilidades de las mujeres andaluzas poniendo en sus manos más y mejores herramientas, que les permitan demostrar su fortaleza y talento para superar situaciones de dificultad económica y social, y aportar su esfuerzo y valía desde el emprendimiento en la recuperación económica que debemos acometer ahora. Y en este empeño contamos con organizaciones como la FAME que, con el principal propósito de ser útiles, trabajan asesorando y acompañando a empresarias y autónomas en esta carrera de obstáculos. Solo sumando esfuerzos conseguiremos reducir esos márgenes y brechas desfavorables, y continuar adelante cuando las dificultades parezcan derribar los logros conseguidos.

 

 

Rocío Blanco Eguren Rocio Blanco Eguren WEB opinion

Consejera de Empleo, Formación y Trabajo Autónomo

Junta de Andalucía

 

Artículo incluido en la edición de octubre de Agenda de la Empresa