Juan Francisco Martín Báñez WEB Juan Francisco Martín Báñez

European Financial Advisor (EFA)

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Las matemáticas y mi hija son poco amigas, así que intento ayudarle para que las comprenda y pueda sentirse tranquila y segura.

Hace escasas semanas terminó la evaluación del primer trimestre con un resultado satisfactorio. El esfuerzo y dedicación había dado su fruto, habíamos visto el temario para saber qué es lo que había comprendido en clase, realizar ejercicios, repasar y generar confianza en sí misma. El día del examen estará preparada, aunque no sabremos como le saldrá y cuál será el resultado.

El año pasado fue diferente. Acumulaba materia para la noche anterior al examen, se levantaba a las cinco de la mañana a repasar. El primer trimestre aprobó y cuando conocimos el resultado recuerdo lo que nos dijo: “¿Ves papá? A mi manera yo lo supero”. El ejercicio que sí sabía resolver era justo la pregunta del examen. En el segundo trimestre las notas no fueron satisfactorias, no había obtenido el resultado esperado, o dicho de otra manera, el resultado era acorde al esfuerzo dedicado. En ese momento reflexionamos y cambiamos la forma de estudiar matemáticas.

Se dio cuenta de que su aprobado se debía a una casualidad o a la suerte. A pesar de ello tomó la decisión de seguir con el mismo método hasta que la realidad le ayudó a entender que se necesita dedicación, tiempo y esfuerzo para ser amiga de las matemáticas.

Este ejemplo nos permite entender que podemos interpretar de forma incorrecta la información de la que disponemos y tomar decisiones o emitir juicios que nos pueden perjudicar. El tener un resultado positivo, es decir, aprobar el examen por suerte, provocó decidir que estaba haciendo bien las cosas. Es un sesgo cognitivo conocido como el “sesgo del resultado”: si conocemos el resultado de una toma de decisión valoramos positivamente si el resultado ha sido satisfactorio y negativamente si el resultado no ha sido el deseado. Conocer el resultado hace que nos olvidemos de la importancia de tomar una decisión analizando la información de la que disponemos en ese momento.

En plena pandemia mundial, una realidad que ha cambiado el mundo, dedico tiempo a reflexionar sobre mi vida y tomo conciencia de que seguimos adelante, sigo con mi ciclo de vida financiero, con mis necesidades y mis objetivos de corto, medio y largo plazo. No han cambiado, son los mismos. Tenía una planificación financiera y una estrategia que sigue siendo la misma y, dado que la establecí acompañado de un profesional que está a mi lado, el resultado ha sido superar esta incertidumbre tomando decisiones financieras con tranquilidad y seguridad.

¿Cómo será este nuevo año? Continuaremos con tipos de interés en negativo por mucho tiempo. Ello conlleva que no obtendremos recompensa por dejar nuestro ahorro en una cuenta corriente o depósito, es más, puede que nos cobren, como ya lo están haciendo a las empresas. También supone pagarle al Estado por dejárselo si decidimos comprar letras del tesoro, bonos u obligaciones. La alternativa es una gestión profesional acorde a tus necesidades, tus objetivos, con diversificación y estrategia, y un horizonte temporal de medio y largo plazo que permita visualizar tu ciclo de vida financiero. Esto es planificación financiera personal y su resultado es generador de riqueza.

Te invito a ir acompañado en la toma de decisiones financieras. “La planificación a largo plazo no es pensar en decisiones futuras, sino en el futuro de las decisiones presentes”, (Peter Druker). ¡¡Buen Año 2021!!