Gerardo Cuerva Gerardo Cuerva WEB opinion

Presidente

CEPYME

 

Es para mi un honor compartir algunas reflexiones sobre la situación de las pequeñas y medianas empresas en este número especial de Agenda de la Empresa, que conmemora el 25 aniversario de Grupo Informaria.

Quiero, en primer lugar, transmitir mi enhorabuena a Grupo Informaria y a su presidente, mi querido amigo Manuel Bellido, por la importantísima labor desarrollada durante estos años, especialmente desde Agenda de la Empresa, convirtiéndose en el fiel reflejo de cuanto ha acontecido en el mundo económico y empresarial de Andalucía en estos 25 años y de cómo las empresas hemos ido afrontando los distintos retos que nos han acontecido, incluido el actual que, por su carácter y dimensión, bien merece una reflexión sosegada a la que, sin duda, contribuirá también esta publicación. En esta inédita situación provocada por la COVID-19 en la que llevamos inmersos más de un año, las empresas han demostrado desde el comienzo su responsabilidad y compromiso para resistir y adaptarse, asegurando el mantenimiento de los servicios esenciales para que la sociedad pudiera seguir funcionando. Un esfuerzo para mantener operativas las empresas y preservar el empleo, que en muchos casos ha sido posible a costa de invertir y arriesgar los ahorros y el patrimonio personal.

Desde marzo de 2020, las empresas han ido asumiendo las sucesivas restricciones y han tratado de adaptar su actividad a esta nueva y desconocida situación, con el objetivo de sobrevivir y salvaguardar al máximo el empleo. Así, recurrieron desde el principio a medidas como los ERTE y los créditos con avales del ICO, en la confianza de que estas medidas serían suficientes para afrontar una situación que se esperaba controlar en unos meses. Sin embargo, la realidad ha demostrado que la crisis sanitaria es mucho más profunda y sus consecuencias económicas mayores de lo inicialmente previsto. Un año y tres olas después -casi inmersos en una cuarta-, nuestro tejido empresarial, constituido en su 99,8% por pequeñas y medianas empresas, está muy debilitado, más endeudado y con su solvencia y viabilidad seriamente comprometidas. Esta crisis ha dejado un panorama de incertidumbre y pesimismo en el mundo empresarial, como refleja el último Barómetro de la Pyme, que elaboramos desde CEPYME, según el cual más del 50% de las pymes españolas creen que tendrán que cerrar como consecuencia de esta crisis. Una sangría que compromete la recuperación futura de nuestro país y el empleo, porque sin empresas no habrá recuperación. Por eso, es necesario apoyar con mayor decisión a las pequeñas y medianas empresas, con medidas valientes que inyecten liquidez al tejido empresarial, que impulsen la digitalización y que les permitan afrontar la reestructuración necesaria para superar esta grave crisis. Porque en la gestión de esta crisis nos jugamos nuestro futuro y el de la competitividad de nuestras empresas. Las pymes necesitan ayudas directas, ágiles y que lleguen en la cuantía necesaria a todas las empresas afectadas por esta crisis, con independencia del sector en el que desarrollan su actividad, en la línea de las instrumentalizadas en otros países de nuestro entorno, como Alemania o Francia. Ayudas que les permitan sobrevivir estos meses con menor o nula facturación y estar en condiciones de afrontar la recuperación cuando esta llegue en las mismas condiciones que sus homólogas de otros países europeos.

Desde CEPYME hemos propuesto un paquete de medidas que consideramos urgentes, orientadas a resolver los problemas de liquidez y de solvencia de las empresas, que incluyen, entre otras, la ampliación en cuantías y plazos de los créditos ICO y su condonación para sanear los balances cuando llegue la recuperación; apoyos fiscales, con ampliación de los plazos de pago y vacaciones fiscales para empresas en los sectores más afectados, medidas de apoyo a la coinversión y al desarrollo empresarial y ayudas directas a la digitalización. La recuperación económica y del empleo solo serán posibles si contamos con un tejido empresarial saneado, que pueda recuperar la actividad en el momento en que sea posible e impulsar la creación de empleo a un ritmo sostenido. Y, para ello, tenemos que cuidar ahora a nuestras empresas, a nuestras pymes, que van a ser el pilar básico de esa recuperación. Unas empresas que, además, de esta crisis van a salir cambiadas. Para muchas, las cerca de 45.000 que ya han desaparecido, desgraciadamente, no habrá una segunda oportunidad. Muchas otras se van a enfrentar a serios problemas de reestructuración y de solvencia para poder continuar. Y todas ellas, van a verse obligadas a adaptarse a las nuevas circunstancias y demandas del mercado y de los hábitos de los consumidores. En esta adaptación, la transformación digital y las nuevas tecnologías van a ser claves e imprescindibles, como se ha demostrado en este último año.