Las empresas europeas muestran una dependencia alarmante en su lucha por gestionar activamente las cuestiones relativas al envejecimiento de la fuerza laboral. El descenso de la preocupación por este envejecimiento junto con el inicio de la recesión económica, ha puesto de manifiesto que las empresas utilizan soluciones a corto plazo para problemas de largo recorrido.

Esto resulta problemático porque, de cara a la recuperación económica, acentuará todavía más la falta de mano de obra cualificada. El cambio demográfico y sus complicaciones asociadas no son cuestiones que deban depender de los ciclos de la economía. En vez de recortar gastos reduciendo los programas de formación de las plantillas, estos programas deberían conservarse o incluso intensificarse. Solo de esta manera, las empresas estarán preparadas para la próxima regeneración económica. Son las conclusiones clave del Índice de Adecuación Demográfica (IAD) de Adecco Institute, llevado a cabo en 2.518 empresas de Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y España. Además de los resultados anuales, en esta ocasión se ha planteado a las empresas encuestadas unaserie de preguntas relativas a la situación actual del mercado laboral y en concreto, acerca de las expectativas sobre la severa crisis económica que vivimos. El Índice de Adecuación Demográfica es el resultado de la tercera Encuesta sobre Adaptación Demográfica, que Adecco Institute realizó por primera vez en 2006 para evaluar sí las empresas están preparadas para el impacto de los cambios demográficos y para valorar cómo se comportan en un entorno económico cambiante.

En la evaluación de la preparación de las empresas para hacer frente a la crisis demográfica, las compañías europeas obtienen un promedio de 172 puntos sobre una escala de 100 a 400 puntos. Este porcentaje supone una pérdida de 10 puntos con respecto a las puntuaciones de 2007, lo que constituye una clara indicación del declive en la importancia concedida al cambio demográfico como reto futuroAunque el índice baja significativamente en los cinco países estudiados, la magnitud de este descenso no es la misma: los más afectados han sido los países del sur de Europa. Los índices de España (162 puntos) e Italia (168 puntos) han descendido radicalmente con respecto a ediciones anteriores de la encuesta. La principal causa es que han puesto en marcha una cantidad de medidas inferior a la de años anteriores. Francia y Gran Bretaña también exhiben índices netamente inferiores con 166 y 176 puntos, respectivamente. Por su parte, Alemania muestra unas cifras bastante estables y se mantiene en 184 puntos.

El envejecimiento de la fuerza laboral europea es un hecho irrefrenable: durante los próximos 50 años, todos los países industrializados vivirán un drástico aumento del porcentaje de jubilados y al mismo tiempo, se experimentará un agudo descenso del porcentaje de personas en primera edad laboral. En 2020 las personas de más de 40 años serán mayoría en Europa. Este último dato revela que en tan solo diez años las empresas deben prepararse para resolver sus necesidades con una fuerza laboral envejecida. A partir de ese momento, el crecimiento económico deberá alimentarse de un aumento de la productividad obtenido a través de la inversión en capital humano y físico, y mediante la inmigración, que ayudará a compensar la falta de fuerza laboral.