Invertir en el karma realizando buenas acciones.

En el caso de muchos desenlaces importantes en la vida (solicitud de empleo, espera de los resultados de un examen) hay un momento en el cual solo tienes que sentarte cómodamente y esperar a que pase lo mejor. Pero ello no significa que siempre nos comportemos así.  Una nueva investigación de la Universidad de Chicago Booth School of Business y de la Universidad de Virginia, sugiere que incluso cuando un desenlace está fuera de nuestro control, a menudo actuamos como si pudiésemos andar por el camino correcto realizando buenas acciones.

El trabajo de los investigadores, publicado este mes en Psychological Science, se inspira en los tipos de tratos que solemos hacer, en las cuales nos prometemos que si podemos vencer alguna situación difícil, seremos mejores ciudadanos en el futuro.  Así, Jane Risen, profesor asociado de ciencias del comportamiento en Chicago Booth; Travis Carter, investigador adjunto de postdoctorado de Booth; y Benjamin Converse, de la  Universidad de Virginia, se preguntaron si estos tipos de tratos podrían formar parte de un fenómeno más general en el cual intuitivamente regateamos con “el universo”, sea cual sea la definición de este último.

“La reciprocidad es una de la normas sociales más poderosas que experimentan las personas, la cual hace que nos sintamos obligados a devolver favores cuando alguien tiene algún gesto amable con nosotros”, dijo Risen. “Nos preguntamos si, en cierta medida, la gente podría pensar sobre su relación con el universo de la misma forma en que piensa sobre su relación con los individuos, esperando que el universo les devuelva favores tal y como una persona lo haría“, añadió.

Risen, Carter y Converse formularon la hipótesis que esperar un desenlace importante e incontrolable podría conducir a las personas a realizar buenas acciones con la expectativa implícita de que el universo les devolverá el favor, un fenómeno al que ellos llaman “invertir en el karma”.

En el primer experimento, en algunos del centenar de participantes del experimento, se indujeron ideas de desenlaces incontrolables, pidiéndoles que escribiesen sobre un desenlace desconocido importante que estuviesen esperando en ese momento, mientras que otros participantes solo escribieron sobre su rutina diaria.  Tras el presunto fin del estudio, se preguntó a los participantes si deseaban trabajar voluntariamente en trabajos adicionales del laboratorio, cuyos ingresos se utilizarían para proporcionar alimentos a los miembros de comunidades necesitadas o para satisfacer deseos de niños con enfermedades terminales.

Exactamente como predijo la hipótesis de los investigadores, las personas que reflexionaron sobre un desenlace importante, como por ejemplo resultados de un intento de embarazo, admisión en escuela de estudios superiores y procesos judiciales en la corte (respuestas dadas por los participantes a quienes se les indujo estas ideas), estuvieron más inclinadas a participar voluntariamente en obras de caridad. En este sentido, los resultados mostraron que el 94% de los participantes que escribieron sobre un resultado desconocido se ofreció voluntario comparado al 78% que escribió sobre su rutina diaria.  No obstante, no se inclinaron a participar como voluntarios para una segunda tarea porque ésta fuera descrita como “entretenida” o “divertida” sino “útil”.  Estos resultados sugieren que estos participantes se ofrecieron para realizar trabajos voluntarios, específicamente como una forma de invertir en el karma.

Estos hallazgos fueron confirmados en un segundo experimento, donde los participantes que reflexionaron sobre un desenlace incontrolable se inclinaron más a realizar una donación monetaria que aquellos que pensaron en dilemas personales controlables no resueltos o en sus preferencias personales al tomar sus decisiones diarias.

Tras estos estudios, Risen, Carter y Converse desearon saber si sus hallazgos se aplicaban a una situación de la vida real. Observaron que los participantes de una feria de empleo a quienes se les había inducido a pensar sobre aspectos de la búsqueda de empleo que estaban fuera de su control (por ejemplo, si se crearían nuevos empleos), se comprometieron a donar para obras de caridad una mayor parte de su posible premio en metálico que los que fueron inducidos a pensar sobre aspectos que podían controlar (como obtener información sobre el sector)

Los investigadores creen que la inversión en el karma puede ser una manera positiva de hacer frente a la desagradable experiencia de sentarse y esperar. “Incluso si las personas no creen realmente en el karma, pueden tener el sentido intuitivo que a los buenos les ocurren cosas buenas”, escribieron. “Si esa intuición nos impulsa a donar para una buena causa y nos hace un poco más optimistas, parece algo positivo”, concluyeron.

La revista Psychological Science es publicada por la Asociación de Ciencias Psicológicas.

Sobre la escuela de negocios de la Universidad de Chicago Booth

La Chicago Booth School of Business es una de las más destacadas escuelas de negocios del mundo, clasificándose sólidamente entre las primeras diez y con frecuencia entre las cinco principales. El profesorado de esta escuela incluye a varios renombrados eruditos y sus graduados ocupan puestos claves en los Estados Unidos y en el resto del mundo. El Enfoque de Chicago hacia la Gestión de la Educación se distingue por la forma en que impulsa el conocimiento fundamental, por su rigor, y por su aplicación práctica en los desafíos en los negocios.

La escuela ofrece programas de Máster en Administración de Empresas (MBA) de tiempo completo y de tiempo parcial, un programa de doctorado en los campus de Londres, Chicago y Singapur. Las matriculas actuales incluyen 1.100 estudiantes de MBA de tiempo completo, 1.900 estudiantes de MBA de tiempo parcial, de los cuales 180 están estudiando en Londres y 110 estudian para obtener el grado de doctorado. Seis de sus profesores actuales o antiguos alumnos han obtenido el premio Nobel de economía. Entre los muchos y exitosos alumnos de la escuela se encuentran: James A. Rasulo, Vicepresidente Ejecutivo Senior y CFO de The Walet Disney Company, Bart Becht, Gerente General de Reckitt Benckiser plc, Brady Dougan, Presidente de Credit Suisse y David Booth, cojefe ejecutivo de Dimensional Fund Advisors, para quien la escuela fue renombrada en 2008.