A lo largo de la historia, los sentimientos de xenofobia y recelos hacia las minorías han sido siempre más intensos en momentos de crisis económicas. Y actualmente, ante la situación que está viviendo la economía española, me temo que la inmigración se pueda convertir en esa minoría diana de muchas frustraciones sociales, fruto de ese desencanto provocado por las dificultades reales que viven muchas familias. Es fácil simplificar las cosas y culpabilizar a alguien para que cargue con la responsabilidad de algo que nos sobrepasa. Pero reflexionemos, y pensemos si realmente es la inmigración la culpable de la explosión de la burbuja inmobiliaria, de la crisis de garantías del sector financiero, del incremento del precio de los carburantes, de la especulación a la que muchas materias primas están siendo sometidas, de la pérdida de competitividad de nuestra economía y del incremento del desempleo. Evidentemente, el que tenga que justificar su sentimiento de xenofobia te dirá que sí. Pero realmente cuál es el papel de las personas inmigradas en nuestra economía. Pues bien, partiendo de una Ley proteccionista del empleo nacional como es la de Extranjería, primero, la de cubrir una serie de ocupaciones que la población autóctona no quiere. Si no, pregúntenles en épocas de expansión a ese empresariado agrícola, hostelero, de la construcción y de los servicios, por las dificultades que han tenido para encontrar fuerza de trabajo autóctona para cubrir sus ofertas. Y aún así, existía desempleo, pero éstas ofertas no se cubrían porque el mercado de trabajo estaba claramente segmentado en una serie de oficios deseados por la población española de mayor cualificación y remuneración; y otro, no deseado de peores condiciones laborales y/o status social. Y qué pasará a partir de ahora. La principal diferencia será que el umbral de la deseabilidad de la población estará más bajo y aparecerán nuevas ocupaciones y profesiones que volverán a ser atractivas y no serán ocupadas con la misma intensidad por la población inmigrante. Y no es que esto sea lo más justo, sino que uno de los mandatos que la Ley de Extranjería establece para la contratación de inmigrantes en origen, es asegurarse que para un puesto concreto no exista ninguna demanda de trabajo por parte española de un desempleado. Concretando para el caso de Andalucía, es el SAE, quien establece por provincias cuáles son esas ocupaciones de difícil cobertura, así como el número de personas necesarias para cubrir esos puestos que no se pueden satisfacer con la demanda territorial. Así, que las personas que piensen que van a venir "gentes de fuera" a quitarnos el trabajo, que no se preocupen pues ya existe una Ley que lo impide. Pero una vez desmontado el principal "argumento" para la xenofobia, a mí me preocupa otro tipo de personas, que van a padecer especialmente este tiempo de crisis como:

l           La inmigración ilegal que seguirá viniendo en busca de oportunidades, incluso aún más, pues sus países de origen también están padeciendo esta crisis global.

l           Aquellas personas inmigradas que ya se encuentran legalmente en España y que trabajan en sectores especialmente amenazados por la crisis.

l           Las personas que entran en España legalmente y que puedan tener ese derecho por otros motivos diferentes al trabajo, como por ejemplo reagrupación familiar, por estudios, por matrimonio o por refugio político. Seguro que se incrementan las trabas burocráticas.

l           Esos núcleos donde se encuentra la población inmigrante y en donde en tiempos de bonanza ya existían problemas de convivencia.

            Además, la xenofobia entiende también de género y de étnia. Por todo ello, pido un poco de responsabilidad, pues es tiempo de unirnos y superar este bache. Aquí no sobra nadie. Es responsabilidad del Estado y de la ciudadanía saber manejar esta situación con justicia y eficacia. Las soluciones de exclusión que hemos realizado antaño no nos han servido para nada, sobre todo a largo plazo. Y no conozco ninguna sociedad moderna desarrollada en la que la multiculturalidad no sea uno de sus pilares sociales básicos.

mariofuentesr@wanadoo.es