Hace unos días, leía una carta de una de tantas empresas del sector de la construcción, comunicando a sus clientes la delicada situación de crisis que estaba pasando financiera y económicamente.

En el escrito, el empresario relataba la realidad tan cruel vivida desde que la entidad financiera con la que ha trabado durante 25 años le estaba cerrando las puertas, asfixiándolo poco a poco. "No me negocian pagarés, ni letras, ni me renuevan la póliza bancaria para financiar el corto. Tampoco me refinancian el préstamo promotor, ni me dan una solución alternativa. ¿Cómo puede ser que en dos días haya cambiado el criterio positivo que mi banco de toda la vida tenía hacia mi empresa? ¿Por qué lo que hasta hace poco era tan fácil, ahora es tan difícil?". Esto no hay empresa que lo resista, concluía el citado empresario, para despedirse de su contratista comunicando el correspondiente "Concurso de Acreedores" ante el juzgado de turno.

El subcontratista de esta empresa -a su vez también empresario, pequeño empresario- queda en silencio, asustado, en espera de que alguien le explique el significado, y qué efectos tiene sobre las facturas que tiene pendiente de cobrar, los vocablos "Concurso de Acreedores". El resto se lo pueden imaginar…

Es una situación real, por la que están pasando multitud de empresas del sector de la construcción, arrastrando a otras muchas empresas auxiliares del gremio, quedando por ello, abocadas al cierre definitivo.

Puede que esta situación sea achacable a la paralización del mercado financiero, puede que a una mala planificación financiera de la propia empresa, u otras múltiples contingencias que rodea el macro y microentorno empresarial.

Durante estos últimos años, las entidades financieras han dado muchas facilidades para encontrar dinero fácil y barato a particulares y empresarios, dando lugar a una pérdida de respeto, al endeudamiento familiar y/o empresarial, siendo con ello culpable directo del encarecimiento de la vivienda.

Dinero fácil y barato, que a su vez las entidades financieras han comprado al mercado exterior, debiendo responder ahora a sus acreedores. Los bancos quieren pasivo, para nutrir sus arcas y responder ante sus compromisos.

La situación bancaria se pone seria,"cae el cuarto mayor banco americano, con un siglo y medio de existencia" y el gobierno americano no hace nada.

No hay liquidez, el dinero no circula con la fluidez de tiempo atrás. Crece el Ahorro. Baja la inversión y el consumo. El mercado se paraliza. Crece la inflación. Aparece el fenómeno de la estanflación: estancamiento de la economía e incremento de la inflación. Vocablo hoy día de moda, que ya desarrollé hace casi un año en el artículo titulado "El pollo, sus otros competidores y la estanflación.

Es el pez que se muerde la cola. Promotoras subrogadas en préstamos, entidades financieras que prefieren cancelar deuda con promotoras antes que diversificar la deuda subrogándose los clientes. Clientes atrapados a la mitad con viviendas, naves u otros inmovilizados pendientes de escriturar, sin recursos para hacer frente a la compra ni a la hipoteca… etc.

En cuanto a la financiación de viviendas de protección oficial, existe un convenio entre la Junta de Andalucía y entidades financieras, para la financiación cualificada a promotores y beneficiarios o clientes finales.

Estos últimos, aún cumpliendo todos los requisitos legales exigidos, la entidad financiera se puede permitir el lujo de aceptar o no la subrogación en el citado préstamo cualificado.

Las cajas y bancos tienen "una de las claves" del sistema, como casi siempre.

josevalerog@yahoo.es