El modelo de crecimiento económico que hemos disfrutado en los últimos años se ha basado en la expansión del consumo interno y la construcción, así como en una inflación más o menos controlada, un precio del dinero muy asequible y un crecimiento del empleo y de la renta sin precedentes. Muchas eran las expectativas y oportunidades que se planteaban. Pero también, muchos eran los economistas que aún en tiempos de bonanza temían por las debilidades del modelo de crecimiento español, pues echaban en falta otros motores más fiables como la competitividad, la demanda exterior y otros sectores con mayor valor añadido. De hecho, ante las inclemencias o como dicen los entendidos "Shock"  externos como el incremento de la inflación de oferta gracias al precio del petróleo y de los alimentos básicos, así como a la alegría del sistema financiero internacional en general y el español en particular; los motores de la locomotora española están fallando.

Por una parte, el consumo se resiente, aunque pienso que los nuevos patrones conformados en tiempos de bonanza han creado un nuevo consumidor acostumbrado a un nuevo status de vida al que le cuesta cada vez más renunciar. Con lo cual, aunque el consumo baje, este no caerá a medio plazo pues incluso se esta consumiendo por encima de las posibilidades con el correspondiente endeudamiento de los hogares.

Pero el motor que está dando sus verdaderas bocanadas es el de la construcción y más concretamente el relacionado con el de la vivienda. Pues el mismo, aunque muy potente era muy sensible y dependiente de muchos factores, principalmente las hipotecas baratas y los precios de coste. Más que detenerme en las causas del estallido de la burbuja inmobiliaria que ya ha sido tratada y explicada ampliamente en la prensa tanto diaria como especializada, me gustaría profundizar en los principales afectados que este estallido ha provocado.

l           Las personas que todavía no han accedido a su primera vivienda y que no han visto mejorar sus posibilidades de acceso pues por una parte los precios de la vivienda son muy flexibles al alza y muy rígidos a la baja. Y por otra, el precio del dinero no para de subir y las garantías hipotecarias son cada vez más duras.

l           Los hogares que accedieron en su día a precios astronómicos gracias a las facilidades financieras y que tras la subida del Euribor tienen verdaderas dificultades para poder hacer frente a sus obligaciones hipotecarias.

l           Las promotoras que adquirieron suelo caro con unas expectativas de rentabilidad que en estos momentos son difíciles de cumplir.

l           Las constructoras, cuyo margen de beneficio esta apretado como un sándwich por un lado por las promotoras y por otra, por el incremento de los precios de coste.

l           Las empresas auxiliares, sobre todo las que han visto incrementados su precio de coste por el aumento de los carburantes.

l           Los desempleados que muchos habían dejado otros sectores menos rentables como la agricultura y la hostelería.

l           Los nuevos desempleados inmigrantes que habían venido a cubrir puestos no cubiertos por los españoles y que tienen dificultades para reintegrarse en otros sectores debido al proteccionismo de la Ley de Extranjería y unos sentimientos de xenofobia que se incrementan en épocas de crisis.

l           Los Ayuntamientos que habían enjuagados sus déficit estructurales por los ingresos derivados de la construcción, fruto de sus acuerdos urbanísticos y de las tasas asociadas a la construcción y ocupabilidad.

l           Las entidades financieras en general que van a encontrar dos dificultades: el incremento de impagos y por otra el acceso a recursos.

l           Las entidades financieras y otras empresas que tuvieron la feliz idea de diversificar para obtener más beneficios en la construcción y promoción inmobiliaria.

lLos "Julianes Muñones" todavía no descubiertos que no van a tener para el mantenimiento de sus nuevos lujos.

lLos "Poceros" que lo mismo dejan de ser mas multimillonarios para ser simplemente millonarios.

Evidentemente todos y todas no merecen la misma atención por parte de la administración, ni la misma preocupación por parte de la sociedad. Tampoco hay soluciones fáciles pero esta claro que quienes son los primeros a los que hay que atender son a los más débiles. Pues vivimos en una sociedad del bienestar que no disfrutan otros lugares del mundo que pueden parecer más desarrollados como por ejemplo los Estados Unidos, aquí en Europa existe una serie de derechos universales: sanidad, educación, prestaciones sociales. Y éstos son la joya de la corona a la que no hay que renunciar. Habrá que liberalizar y diversificar para poder ser más competitivos. Pero está claro que el Estado debe  seguir interviniendo decididamente sobre la especulación inmobiliaria, aportar por una diversificación productiva y sobre todo mantener los derechos básicos del Estado de Bienestar que tanto nos ha costado.

mariofuentesr@wanadoo.es