La exportación, entendida como la venta de productos a clientes pertenecientes a países extranjeros, debe ser una estrategia planificada de cualquier empresa, puesto que no sólo afecta a la estrategia de venta, sino que influye en la producción, así como en la organización y en la capacidad financiera de las empresas. Por ello, a mi entender, antes de emprender una aventura de esta naturaleza, desde las organizaciones empresariales, se debe de hacer un análisis previo de sus pros y contra, así como una reflexión sobre el producto, los procesos productivos, la capacidad financiera, la comercialización, la organización del mercado en el que se pretende implantar, así como su entorno tanto tecnológico, como político, legal y social.

A partir de estos principios, esta reflexión debe de indagar en los motivos que puedo tener para vender mis productos en los mercados exteriores.

En ese sentido, hay que tener en cuenta que vivimos en un mundo donde está aumentando constantemente la interdependencia de las diferentes economías, y la internacionalización de la empresa constituye una estrategia para asegurar, en algunos casos, la supervivencia de la empresa, y en otros, su crecimiento a medio y largo plazo. Pues en muchos casos, la empresa que no sea capaz de vender sus productos u ofrecer sus servicios a cualquier cliente extranjero, corre el peligro de ser desplazada por otras competidoras de otros países que sí estén preparadas para competir en nuestros mercados.

Por otra parte, la economía es cada vez más global. Las nuevas tecnologías, los medios e infraestructuras de transportes, así como los medios de comunicación están homogeneizando los mercados, de forma que cada vez es más común la visión de un mercado global, donde las transacciones entre compradores y vendedores se encuentran en cualquier lugar del mundo y los costes de las transacciones internacionales son cada vez más baratos.

Por lo que, cada vez más, el concepto de mercado local está desapareciendo no hay más que ver el ejemplo de las cadenas de alimentación internacionales como "DÍA", "LID", "PLUS", etc. que no sólo se están implantando en las grandes ciudades sino en pequeños núcleos urbanos.

De esta manera, la globalización está provocando un proceso de ‘Darwinismo Empresarial' que obligan a todas las empresas a adaptarse.

Además, de estas razones de tipo más general, existen otra serie de motivos que tienen que ver más con las características de cada empresa y que son destacados en la mayoría de manuales de comercio exterior, entre los que yo resaltaría:

–          Buscar nuevos mercados exteriores atractivos y potenciales para nuestros productos y/o servicios. Ya que puede ser que nuestro mercado doméstico esté saturado o que los mercados exteriores sean menos competitivos, o estemos en una etapa diferente del ciclo de vida de nuestro producto o simplemente que dispongamos de un producto o servicio competitivo en calidad o precio en los mercados exteriores.

–          Responder a pedidos de compra realizados por clientela de otros países o seguir a un importante cliente en su internacionalización.

­-          Enfrentarse a nuevas empresas competidoras procedentes del exterior.

–          Buscar mercados más amplios para aprovechar la capacidad ociosa de producción o reducir los costes de producción aprovechando las economías de escala.

–          Expandir las operaciones hacia lugares donde la mano de obra o factores técnicos de producción sean más baratos o buscar un mejor acceso a las materias primas o a los avances tecnológicos.

–          Diversificar el riesgo de operar en un único mercado. No apostando a una sola carta.

Por último, pero no en primer lugar también hay que considerar los incentivos existentes de la Administración Publica para la exportación. Ya que tanto el Instituto de Comercio Exterior (ICEX), las Cámaras de Comercio, la Junta de Andalucía, como muchos Ayuntamientos disponen de programas de ayudas para fomentar la internacionalización de nuestras empresas.

Por esta razón, actualmente, no debemos de observar los mercados exteriores como algo muy lejano a nuestra realidad empresarial, pues cada vez más en la vida de la empresa  se plantearan retos y motivos que hacen reflexionar a sus directivos sobre la posibilidad de exportar.