Durante el primer semestre de 2012 las empresas españolas procesaron más de 56 millones de facturas electrónicas, frente a los 12 millones tramitados en 2009,  según un estudio realizado por SERES entre el 65.5% de las empresas  usuarias de su servicio (un 35 % del total nacional, aproximadamente). En este periodo trabajaron con factura electrónica –en emisión, en recepción o en ambas- un total de 107.000 empresas, frente a las 46.000 que lo hicieron en 2009. El informe confirma un crecimiento sostenido del uso de la factura electrónica en España en un mercado  impulsado por las grandes empresas, especialmente en los sectores de gran distribución y la automoción.

Según el estudio, Cataluña lidera la emisión de facturas, con el 44.7 % del total, seguida por Madrid, con el 26.66 %, Andalucía con el 5.41 % y País Vasco con el 4.66 %. Por su parte, Madrid pasa a encabezar la recepción de factura –liderada en 2009 por Cataluña- con casi el 35 % del total, seguida por Cataluña, con el 21.16 %, Andalucía, con el 13.21 % y Castilla y León con el 8.03 %.

Por lo que respecta a las empresas emisoras en 2012, el 21.5 % fueron de Madrid, el 15.97% de Cataluña, el 11.46 % de la Comunidad Valenciana y el 9.76 % de Andalucía. Estas posiciones se mantienen en las empresas receptoras, con Madrid a la cabeza, con el 22.31 %, seguida de Cataluña, con el 19.38%, Andalucía, con el 11.61 %, y la Comunidad Valenciana, con el 7.89 %. 

En cuanto al tamaño de las emisoras, el 9.87 % son grandes empresas, el 18.53 % medianas, en 35.9 % pequeñas y el 35.68 % micro Pymes. Las receptoras mantienen una proporción parecida, el 12,2 % grandes empresas, el 20.4 % medianas, el 35.8 % pequeñas y el 31.50 % pequeñas.

Por sectores, los de Industria (39.62%) y Servicios (56.46%) son los que más utilizan la factura electrónica. En emisión, el sector Industria tiene un 39,92% mientras que el de servicios un 56,21%. En recepción, Industria agrupa al 39,32% y el de Servicios el 56,72%.

Comparativa con 2009

El estudio destaca el impulso dado a la factura electrónica en la comunidad de Madrid, que se sitúa por delante de Cataluña en recepción de facturas electrónicas, región que en el anterior informe se colocaba claramente a la cabeza. Una posición en la que tuvo mucho que ver la puesta en marcha, en 2009, del proyecto del Consorci AOC, con el que la Administración Pública catalana dio un impulso significativo a la factura electrónica y que animó a empresas y asociaciones empresariales a abordar la implantación de esta tecnología.

“Una interpretación en términos de negocio de estos datos –señala Alberto Redondo, director de marketing de SERES- indica tanto el efecto positivo que tuvo en Cataluña el proyecto de las AAPP como el aumento del uso de la e-factura de las empresas catalanas con el resto de sus clientes y/o proveedores. En el caso de Madrid, los resultados confirman la gran apuesta realizada por las grandes empresas privadas por la factura electrónica, materializada en un notable incremento en la recepción de facturas en formato electrónico. Un paso importante está en aunar el impulso de los grandes receptores de facturas en el sector público con el privado.”.

Según Alberto Redondo, “de una manera muy simplificada, los principales receptores de facturas electrónicas son la Administración Pública y las grandes empresas, que piden a sus proveedores el uso de la factura electrónica, y los emisores las empresas que operan con aquellos, fundamentalmente las Pymes”. En este punto, el director de marketing de SERES indica: “el paso decisivo se producirá cuando las empresas que hoy emiten factura electrónica también la reciban y viceversa”.

Si bien es cierto que las empresas catalanas despertaron antes, dado que tuvieron una respuesta más sólida por parte de las administración local, que las madrileñas, éstas han captado esta oportunidad y ha decidido adoptar la factura electrónica sin esperar a que la Administración Pública diera el primer paso. En este sentido, los datos del estudio reflejan la realidad que impone un mercado global donde un mínimo cambio en los competidores “te hace perder capacidad”. “Las empresas, sobre todo las grandes, -señala Alberto Redondo- saben que tienen que dar el paso por que si no van al mercado con una desventaja respecto a la competencia”.

Según el informe, la Comunidad Valenciana, el País Vasco y Galicia son comunidades con un tejido empresarial local equilibrado, que han hecho un importante esfuerzo para impulsar la factura electrónica, sobre todo en la parte pública, y que están empezando a ver los primeros frutos tanto en la emisión y recepción de facturas.

Por su parte, los resultados de Cantabria y Castilla y León son singulares en el sentido que el crecimiento experimentado respecto a 2009, se ha producido fundamentalmente en el área de recepción de facturas, lo que significa que las grandes empresas privadas de la zona son las que han tomado la iniciativa.

Este desequilibrio se puede deber a que las grandes empresas han dado el paso y reciben facturas de empresas, tanto de ámbito nacional como local. Los proyectos en el ámbito privado han tenido mejores resultados que lo desarrollados en el ámbito público donde el tejido de proveedores suelen ser más empresas locales lo que implica un aumento considerable en la emisión de facturas en la zona.

Las empresas que reciben facturas son las que obtienen de forma más tangible los ahorros y beneficios de la factura electrónica. Y, en la práctica, la PYME no suele ser gran receptora de facturas. La situación se justifica en el hecho de que es la PYME quien está sufriendo en mayor medida los efectos de la crisis. La mayoría de las Pymes tiene como prioridad en sobrevivir y la inversión en este tipo de tecnología se retrasa sine die.  En el caso de las grandes compañías, en cambio, la decisión  en unos casos es una medida de ahorro de costes y en otras porque su competencia lo está haciendo y es competitivamente necesario hacerlo.

En cualquier caso, en cuanto a la emisión, los proyectos tipo son los de grandes empresas que emiten muchas facturas. La facturación es baja pero el volumen de facturas es muy alto. Las Pymes emiten facturas principalmente porque están dentro de un proyecto de un gran receptor de facturas.

El estudio refleja una reducción porcentual del peso de la Industria respecto a 2009 que se justifica en el hecho de que en 2009,  la mayoría de las empresas que estaban trabajando con e-factura venían del entorno EDI, empresas principalmente del sector Retail (grandes superficies) y Automoción. En los años siguientes el uso de la factura electrónica se ha extendido a otros sectores más horizontales y ha empezado a calar con más fuerza en otros sectores como la banca, que es más vertical y afecta a más sectores.

En cuanto al sector Primario, la penetración de la factura electrónica sigue siendo sólo testimonial. Estos datos se suelen achacar al bajo nivel tecnológico (IT) del sector. Redondo indica: “Existe un ejemplo muy positivo que nos viene desde México. Allí la implantación de la factura electrónica empezó en el sector primario pero no fueron los agricultores los que asumieron el cambio sino lo compradores de la mercancía los que estaban obligados a facturar electrónicamente.”.

A la luz de los datos del estudio, SERES considera que deben adoptarse dos tipos de medidas. Las primeras deben tener como objetivo impulsar a las empresas a utilizar la factura electrónica. Las segundas, deben facilitar que cada día los proyectos desarrollados tengan más recorrido.

Respecto a las primeras, el ejemplo de Cataluña es el mejor. La Administración Pública difunde mejor las mejoras de la factura electrónica poniéndose de ejemplo. A esta iniciativa tenemos que añadir a empresas importantes del sector privado de la zona. La unión de ambas fuerzas hace que la probabilidad de que las empresas de la zona se planteen abordar su proyecto aumente significativamente.

En cuanto a las segundas, SERES afirma que se debe crear un entorno seguro y estable para que los proyectos que se ponen en marcha tenga recorrido sin limitaciones. En la actualidad, cada vez son más los proyectos que pecan de imponer a sus participantes una sola forma de interactuar con el sistema. Este tipo de proyectos limitan la capacidad de elección de los participantes y hacen que empresas que ya han invertido en factura electrónica tengan que hacer un sobre esfuerzo que frena de forma significativa la rentabilidad de la inversión. Las administraciones públicas no están viendo este problema que ya está solucionado en otros sectores como el de la telefonía. Ahí se protege a la empresa que trabaja en un entorno competitivo pero también colaborativo. Siguiendo con el símil, el objetivo es que las empresas que han comprado un móvil no tengan que comprarse otro para llamar a un determinado cliente o proveedor.