Aunque las empresas y organizaciones que componen la Economía Social tienen sus raíces históricas más que centenarias, es a partir de la crisis del Estado del Bienestar y de los sistemas de economía mixta, en el último cuarto del siglo XX, cuando en diversos países europeos, entre ellos España, se produce un renovado interés por las fórmulas empresariales y asociativas típicas de la Economía Social que, en su conjunto, ha tenido un espectacular crecimiento y ha contribuido eficazmente a la resolución de los nuevos problemas sociales y económicos. Estamos ante un conjunto empresarial plural y diverso que opera en todos los sectores económicos con pequeños y grandes grupos empresariales, que dan soluciones a problemas locales de empleo, de necesidades de las personas, y emigración, de desarrollo económico, de integración de colectivos en exclusión o de acceso a cualquier parcela del Estado del Bienestar, influyendo en la construcción de una sociedad más equitativa, cohesionada y socialmente responsable.

La Economía Social pone en evidencia un modelo socioeconómico más socialmente equilibrado e innovador que no tiene vocación de actuar aislado, sino como parte integral del conjunto de la sociedad como son la cohesión social, el empleo de calidad, la generación y el mantenimiento del tejido social y económico y la innovación social.  Igualmente es importante destacar su contribución al desarrollo local, a la contribución equitativa de la renta y la riqueza, a la construcción y ofertas de servicios de bienestar  social, al desarrollo sostenible y a la profundización en la democratización de la sociedad. La Economía Social aporta, adicionalmente, el esfuerzo colectivo inspirado en los valores de solidaridad y justicia social, y desarrollo desde el compromiso y la flexibilidad necesaria ante las actuales situaciones de desempleo. Son esos valores de acción colectiva, compromiso y flexibilidad lo que, en estos momentos, pueden coadyuvar al progreso y dinamismo social. Las empresas de Economía Social poseen una serie de características singulares que las diferencias de las demás: a) son empresas competitivas, generadoras de empleo y que resuelven crisis sectoriales colectivas, gracia a su capacidad colectiva de reaccionar frente a los problemas sociales; b) son empresas comprometidas con el territorio, no deslocalizándose de donde nacieron. Se crean en lo local, desde los problemas surgidos en él, y responde a éstos ofreciendo soluciones positivas; c) son empresas que potencian el espíritu emprendedor de las personas y la participación en la gestión y d) son empresas solidarias, que intentan contribuir a una sociedad más equitativa, donde se integra las personas discapacitadas o en riesgo de exclusión social, y donde predomina los valores democráticos y dirección colectiva. Por tanto,  no se trata tan sólo de hacer empresas, sino de hacerlas con una filosofía diferente de las empresas tradicionales. Su potencial radica en la generación de valor añadido social y en la capacidad para resolver alguno de los desafíos y desequilibrios de la economía de mercado, combiando la eficacia empresarial con la responsabilidad social.

En Europa, la Economía Social representa el 10% del conjunto de las empresas europeas, es decir, 2 millones de empresas que supone el 6 % del empleo total. Andalucía se sitúa en primer lugar en el ranking nacional con 8.946 empresas de Economía social, lo que representa el 24, 9% del total nacional, seguida de Cataluña con el 11,4% y de la Comunidad Valenciana con el 9,5%. Entre las tres comunidades concentra más del 40% de las empresas de Economía Social. La radiografía de las empresas de Economía Social en Andalucía es la siguiente: a) de las 8.146 entidades de Economía Social, 4.693 son cooperativas y 4.253 son sociedades laborales; b) éstas se distribuyen provincialmente de manera casi homogénea, siendo Sevilla y Granada los extremos opuesto, con el 21% y 9% respectivamente; c) el sector servicio es el más representativo con el 55%, seguido por la industria con el 21%, la construcción y la agricultura con el 14% y 10% respectivamente; d) la empresas de Economía Social andaluzas emplean a 74.870 trabajadores, 5.6540 en cooperativas y 18.330 en sociedades laborales. Por tanto, la Economía Social aporta a la economía andaluza un porcentaje importante de actividad económica y representa una parte considerable de su tejido productivo empresarial, siendo un motor económico de primera magnitud para el desarrollo económico y cohesión social de Andalucía en esta década.