Los agricultores andaluces hemos sufrido una importante merma de nuestra renta, consecuencia en gran medida de la globalización de los mercados, la apertura de fronteras y la entrada indiscriminada de productos de terceros países, que no se ha visto suficientemente compensada ni por los precios de mercado ni por las ayudas de la PAC.

Ricardo Serra
Ricardo Serra

A principios de los años 90 las principales producciones agrarias andaluzas alcanzaban unos precios que generaban ingresos suficientes no sólo para garantizar la actividad, sino incluso para permitir que el agricultor apostará por la inversión y la modernización, veinte años después el panorama es radicalmente distinto, la comercialización de nuestras cosechas difícilmente compensa los costes de producción y los agricultores que aún no han tirado la toalla se mantienen con el complemento de las ayudas de la PAC, que aporta hoy el 40% de los ingresos y, ante la falta de mecanismos eficientes de regulación y gestión de mercados, constituye la vía más segura y estable para compensar la pérdida de renta. Por lo que la reducción del presupuesto de la PAC, la única política común con que cuenta la UE, resultaría catastrófica para todo el tejido socio-económico y para el medio ambiente de las áreas rurales.

El documento de las perspectivas financieras de la UE para el periodo 2014-2020 era ya de partida muy malo para la PAC, que era la única política cuyo presupuesto mermaba, pero la reducción adicional planteada por el presidente Van Rompuy resulta disparatada, pues supondría abandonar la agricultura europea a su suerte justo cuando otros países como China, Rusia, EE.UU. o Brasil, tal como recomienda la propia FAO, están invirtiendo dinero público en reforzar su próspera agricultura.

Por ello desde ASAJA confiamos en que reine la cordura y en la cumbre que celebrarán en febrero los Jefes de Estado y de Gobierno fijen un presupuesto generoso para la PAC, una política que, en si misma, contribuye a generar crecimiento económico y empleo en toda la UE. La propuesta de reforma de la PAC para el periodo 2014-2020, en este momento en “stand by” a la espera de conocer el presupuesto definitivo, quedará fijada y aprobada ya en el ejercicio de 2013. Desde ASAJA hemos reiterado hasta la saciedad que la propuesta es imprudente, inoportuna e innecesaria y hemos mostrado nuestro más absoluto rechazo al pretendido enfoque medioambiental, pues la exigencia del  “greening” o “reverdecimiento” de los pagos directos, más que una contribución de la agricultura europea al medioambiente y a la lucha contra el cambio climático, supone un incremento de las cargas y limitaciones que ya soportamos, con nuevos costes añadidos que merman la competitividad de nuestras producciones frente a las importadas.

La nueva PAC debería profundizar en los mecanismos de gestión de mercado, ya que las últimas crisis han puesto de manifiesto que las materias primas agroalimentarias no pueden quedar expuestas a la volatilidad de precios motivadas por factores que escapan a la propia dinámica de la actividad agraria. Es también determinante que la nueva PAC promueva el equilibrio de fuerzas que llevan a la formación del precio y que adapte la política de competencia a la realidad de la actividad agrícola para lograr un reparto más equitativo del valor añadido entre los distintos integrantes de la cadena alimentaria.

El del envejecimiento de la población activa agraria es uno de los problemas más graves a los que tenemos que hacer frente. A la vuelta de un decenio, más de la mitad de los agricultores andaluces superará la edad de jubilación. Por lo que el desarrollo rural y en especial las políticas de incorporación de jóvenes deberán jugar un papel fundamental en la nueva PAC.

No obstante, me gustaría cerrar este texto ofreciendo una nota de optimismo para este sector que pese a la crisis y al hundimiento de los precios se mantiene como fuente de creación de riqueza y empleo y como el principal dinamizador de la economía rural, y si nos dejan, continuaremos siendo un sector estratégico para hacer frente a los retos alimentarios, económicos, sociales, territoriales y medioambientales que debe afrontar Europa y el mundo, para eso necesitamos el apoyo explícito de la UE y una PAC con un presupuesto acorde con  la magnitud de los retos que debemos afrontar.

Ricardo Serra Arias, presidente de ASAJA-Andalucía