En los tiempos que corren, la factura hipotecaria de los españoles se ha convertido en una verdadera losa para las economías familiares ante la imparable tendencia alcista del Euríbor. La ampliación del plazo de amortización en los préstamos hipotecarios y la introducción de períodos de carencia parcial, en los cuales sólo se pagan intereses y no principal, se han convertido en válvulas de escape para aguantar mejor la crisis. Pero existen otras fórmulas, fruto de la innovación financiera sobre el producto tradicional, que permiten reducir la cuota mensual amén de soportar riesgo cambiario; me refiero a las llamadas hipotecas multidivisas.

            Como su propio nombre indica, son aquéllas cifradas en moneda extranjera (divisas), como el yen japonés, el franco suizo, el dólar, etc. Su peculiaridad estriba en que se encuentran vinculadas al tipo de interés del país en cuestión (Japón, Suiza, EE.UU…), a la par que se amortizan en dicha moneda. Esta opción resulta interesante siempre que la divisa de referencia sea menos fuerte que la europea y se mantenga estable en dicha tendencia.

            Por ejemplo, una hipoteca en yenes japoneses es, a priori, interesante si se apuesta por una depreciación de la divisa nipona. Igualmente, debemos contemplar las previsiones sobre el diferencial de tipos de interés, ya que la hipoteca será tanto más ventajosa cuanto mayor sea la horquilla entre los tipos de interés europeos (4,25%) y japoneses (0,5%). Sin embargo, optar por una estrategia como la de endeudarse en una divisa a largo plazo, no está exenta de riesgos, sobre todo teniendo en cuenta la volatilidad de las divisas en los mercados internacionales. Para disminuir este riesgo, una característica del producto es que permite cambiar de divisa si se desea. Es decir, caso de que el yen comenzara a apreciarse, el cliente podría reconvertir la hipoteca a euros; eso sí, previo pago de las tasas por cambio de divisa que rondan aproximadamente el 0,5% del capital dispuesto.

            Para ilustrar las ventajas de una hipoteca multidivisa recurramos al siguiente ejemplo: supongamos una hipoteca convencional por valor de 100.000 euros, a 20 años y referenciada al Euríbor+0.75. El tipo de interés final, suponiendo que el Euríbor cotiza a 5,28%, sería del 6,03%, lo que arrojaría una cuota mensual de 718 euros.

            Pensemos ahora en una hipoteca en yenes por la misma cuantía y el mismo plazo. Si el tipo de cambio aplicado en ese momento es de 155,36 JPY/€, nuestra deuda en yenes ascendería a 15.536.000 JPY. El tipo de interés de referencia, en este caso, ya no es el Euribor sino el Libor (o London Interbank Offered Rate), tipo de interés en el mercado de Londres al que se prestan dinero los bancos entre sí. Suponiendo que el Libor a tres meses para el yen se sitúa en el 0.79% y que el diferencial aplicado es de 1 punto, la cuota resultante a pagar en yenes sería de 77.202 JPY que, al cambio, se convierten en 496 euros, lo cual se traduce en un ahorro mensual de 222 euros.

            Aunque a simple vista pueda parecer una panacea, no debemos olvidar que, en este tipo de productos, la cuota a pagar es variable en función del tipo de cambio existente, jugando a nuestro favor siempre que el yen se deprecie pero también en nuestra contra si éste se revaloriza. En otras palabras, estamos ante un producto arriesgado; de ahí que sólo sea recomendable para personas con cierta cultura financiera y con propensión al riesgo. Absténganse pues, los hipotecados más conservadores porque van dormir más tranquilos con su préstamo tradicional, si es que se puede concebir el sueño…

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