En los últimos años, el fenómeno de la titulización en nuestro país ha experimentado un auge sin precedentes. Según datos del Banco de España, el volumen anual de emisiones brutas de titulización se ha multiplicado por más de 15 desde el año 2000, llegando a superar los 124 millones de euros, mientras que el saldo vivo de estos instrumentos aumentó en 17 veces, situándose en torno a los 307 millones.

La titulización (o securitization, en la terminología anglosajona) es un proceso mediante el cual determinados activos del balance de una entidad, son convertidos en títulos-valores para su colocación en los mercados financieros. Con dicha transformación el cedente consigue un doble objetivo: por un lado, obtener liquidez y, por otro, transferir riesgos financieros; en particular de crédito y de mercado. En dicho proceso intervienen distintos actores, a saber:

La entidad originadora. En principio, puede ser cualquier persona física o jurídica con derechos de cobro o flujos de caja  previsibles frente terceros si bien, en España, este tipo de operaciones queda prácticamente reservado a las entidades financieras.

Vehículo o Fondo de titulización. Se trata del ente jurídico que hace posible la transformación de los activos originales en títulos negociables. El vehículo tiene la función de constituir un patrimonio, separado del cedente, debiendo permanecer al margen de los riesgos generados por la entidad originadora.

Sociedad Gestora. El fondo de titulización es un patrimonio carente de personalidad jurídica propia, siendo necesaria la existencia de un administrador o persona jurídica con capacidad legal para actuar en su nombre, cual es la Sociedad Gestora del  Fondo de Titulización.

Inversores. Dado el elevado grado de especialización requerido en el uso de estos instrumentos, así como la dificultad para su seguimiento y valoración, los bonos emitidos en una operación de titulización se encuentran destinados a mercados mayoristas o institucionales. La intervención de los inversores resulta crucial por cuanto el fin último de la titulización no es otro que obtener financiación a un precio razonable.  En la medida en que los inversores se familiaricen con el producto, aumentará su propensión a adquirirlos, mejorando a la postre su liquidez.

Agencias de rating. El riesgo financiero implícito a estos valores es evaluado por una entidad calificadora, reconocida por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), quien debe proceder a una evaluación profesional, externa e independiente, facilitando a los inversores potenciales el establecimiento de comparaciones con el resto de emisiones alternativas en los mercados de capitales.

Según el tipo de activos titulizados, podemos distinguir entre:

lTitulización hipotecaria Residencial (Residencial Mortgage Back Securities)

lTitulización de préstamos (Collateralized Debt Obligations / Collateralized Loan Obligations)

lTitulización hipotecaria comercial (Commercial Mortgage Back Securities)

lTitulización de derechos de cobro sobre el Estado (ABS State)

lTitulización de derechos de tarjetas de crédito (ABS Credit Cards)

lTitulización de préstamos al consumo (Consumer Loan-Backed Securities)

lTitulización de préstamos para automóviles (Auto Loan-Backed Securities)

lTitulización de leasing (ABS Leasing)

La titulización de activos resulta un instrumento, sin duda, interesante para las entidades financieras, ya que permite transferir y gestionar mejor los riesgos, disminuyendo, a la postre, los requerimientos de capital. Además, estos productos constituyen un mecanismo de financiación, en la medida que la entidad originadora retiene el grueso de los riesgos de los activos transferidos, adquiriendo, por ejemplo, un compromiso frente al fondo para asumir las primeras pérdidas en caso de impago en los créditos titulizados. Desde el punto de vista del inversor, dichos productos son también atractivos, ya que amplían el universo de activos disponibles y, por ende, las combinaciones alternativas de riesgo y rentabilidad.

En cuanto a los inconvenientes de la titulización, creo que, con la crisis de las hipotecas subprime está todo dicho o, al menos, vivido.

jmferdom@upo.es