En la actualidad, el mercado del arte, en general, y el contemporáneo, en particular, protagonizan una etapa de auge sin precedentes, no sólo por los máximos históricos registrados en las cotizaciones de las obras sino también en términos de volumen de negocio. Según datos proporcionados por Artprice, sólo en la primera mitad de 2006 se vendieron, en todo el mundo, 454 lotes que superaron la barrera psicológica del millón de dólares frente a los 477 vendidos para el conjunto de 2005 o los 393 lotes de 2004. Aún más, la facturación de las casas de subastas durante el primer semestre de 2006 aumentó en 48,2%, alcanzando un volumen cuatro veces superior a los ingresos generados hace diez años en el mismo periodo. Así pues, no es de extrañar que el Artprice Global Index, principal índice artístico de referencia, experimentase un incremento del 23% el año pasado. Entre los factores que explican tan espectacular desarrollo destaca el carácter defensivo de este tipo de inversiones; sin duda se trata de un mercado mucho menos sensible a las crisis económicas y acontecimientos geopolíticos que la bolsa. Buena prueba de ello la tenemos en la menor volatilidad histórica registrada por el Artprice Global Index en el período 1994-2004, que incluso llega a ser tres veces inferior a la de los principales índices bursátiles americanos.Otro de los fenómenos reseñables es la incorporación de nuevos inversores y coleccionistas procedentes de países en desarrollo como China, India o Rusia, los cuales han logrado desbancar a los ya tradicionales japoneses.Junto a Nueva York, la euforia del mercado del arte se ha dejado sentir igualmente en Londres, segunda ciudad más importante en actividad de fondos de inversión privados dedicados al arte contemporáneo, alentada por la apertura de la Tate Modern en 2000, la aparición de galerías internacionales y el impulso de la pujante feria Frieze, donde el año pasado vendieron obras por valor de 45 millones de euros.En la actualidad, la fotografía es el formato que goza de mayor popularidad, quizás por lo razonable de la inversión frente a otras alternativas. En la última década, el índice de precios de fotografías de artistas nacidos después de 1945 ha experimentado una revalorización del 262%. Ello explica, en parte, el éxito de la feria internacional Paris Photo, celebrada el pasado mes de noviembre en la capital francesa, que culminó con un aumento de ventas de 26% frente al año anterior, confirmando la rentabilidad del mercado fotográfico contemporáneo actual. Ya en España, nuestro máximo referente a nivel mundial es la feria de arte contemporáneo ARCO, que se viene celebrando en el mes de febrero, con periodicidad anual, desde hace 26 años. La pasada edición se saldó con un incremento del 13% del volumen de negocio respecto a 2005. En esta convocatoria, ARCO´07 esperaba batir un nuevo récord de participación, con la presencia de 271 galerías de 29 países pero también de ventas; se estima una nutrida presencia de coleccionistas privados (particulares y empresas) e institucionales, alguno de los cuales ha anunciado importantes compromisos de compra.Sin embargo, mientras en Europa prolifera un nuevo perfil de coleccionista, esto es, jóvenes profesionales con nivel cultural alto, seguidores de artistas de su propia generación, dicho fenómeno no acaba cuajar en España, cuyo mercado continúa siendo profundamente conservador e institucionalizado. Quizás, este hecho tenga su explicación en la moderación salarial y el alto endeudamiento por la compra de vivienda que afecta a dicha generación en nuestro país pero, al tiempo, también subyace una cuestión de índole cultural. Debemos, pues, destronar la idea que asocia el arte con el elitismo y concebirlo con una dimensión más popular. Para terminar, nada mejor que una cita de Gustave Flaubert: “Ama el arte. De todas las mentiras es cuando menos, la menos falaz”. José Manuel Feria DomínguezProf. Dr. de Finanzas de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla) jmferdom@upo.es