Una de las principales amenazas del idioma español estriba en la constante invasión de anglicismos que se incorporan desde el campo científico y tecnológico. Buena prueba de ello la tenemos en el vocablo al cual dedicamos hoy esta columna: el ‘phishing’. Se trata de un juego fonético, derivado de la palabra inglesa ‘fishing’ (salir de pesca), con el que se denota el acto fraudulento de recabar información confidencial de clientes bancarios a través de internet para suplantar los posteriormente.

En particular, el ‘phishing’ se articula mediante el envío masivo de correos electrónicos que, a modo de anzuelo, aparentan provenir de una entidad bancaria determinada con la intención de obtener los datos confidenciales del usuario. Para ello, se suele incluir dentro del mensaje de texto un hipervínculo que, al ser pulsado, conduce a una página web falsa pero que replica a la perfección aquélla de la entidad suplantada. Una vez allí, se solicita la verificación de la clave de acceso a su cuenta personal, de manera que el usuario, creyendo estar en un sitio de plena confianza, introduce la información requerida sin percatarse de que, en realidad, está siendo objeto de un fraude telemático.

Actualmente, el fenómeno ‘pishing’ constituye una seria amenaza para el canal de la banca a través de internet. Así lo demuestra un reciente estudio elaborado por la Asociación de Internautas (AI), que revela el espectacular aumento protagonizado por este delito. En particular, el año pasado los intentos de ‘phishing’ registraron un incremento del 290% respecto al anterior. Aún más, del total de fraudes cometidos por ‘phishing’ en 2006, el 60% atentaba directamente contra entidades financieras, siendo Banesto el banco más atacado, seguido de BSCH y Caja Madrid, como ilustra el cuadro.

Antes de concluir, me gustaría dar algunas recomendaciones básicas para no ser ‘pescado’:

-El simple hecho de recibir un correo electrónico de una entidad bancaria solicitando la verificación de sus datos confidenciales constituye, en sí mismo, una señal de alerta. En concreto, los estafadores (‘phishers’) emplean con frecuencia argumentos relacionados con problemas técnicos; recientes detecciones de fraude o motivos de seguridad para justificar la necesidad de introducir los datos requeridos.
-Nunca pinche en un enlace para ir a su banco; es preferible introducir la dirección en el navegador.
-Al entrar en la web de su banco, compruebe que la dirección empieza por HTTPS y observe que aparece un candado cerrado en la parte inferior de la ventana.
-Generalmente, el correo ‘phishing’ se caracteriza por la abundancia de incorrecciones ortográficas e incongruencias gramaticales debido al origen extranjero de muchos ‘phishers’.

Pues eso, como dice la famosa copla: precaución, amigo…