Almería tiene un enorme potencial de crecimiento que, con su carácter emprendedor y su vocación de provincia exportadora, debe aprovechar al máximo.

Diego Martinez
Diego Martinez

Su espectacular vuelta de tuerca desde una posición en los últimos puestos de renta per capita en los años 70 a una escalada de varios puestos en ese ranking, gracias especialmente a su sector hortofrutícola, al turismo y a la industria del mármol, es solo una muestra de su capacidad de superación y desarrollo.

Sectores como las energías renovales o la logística podrían hacerse un mayor hueco en la composición del PIB provincial, como se contempla en el Plan de Innovación Industrial de Andalucía, impulsado desde la Cámara y a la espera de su oportunidad como herramienta dinamizadora del crecimiento.

La agricultura sigue a día de hoy a pesar de la fuerte competencia y la globalización de la economía, tirando del carro de la economía almeriense y registrando un buen comportamiento aún a pesar de estos años de crisis, en un escenario como el actual, en el que tasa de desempleo registra subidas insoportables.

En este contexto, capítulo aparte y especial merecen las infraestructuras, el principal talón de Aquiles de una provincia, que por su situación periférica y ubicación esquinada, se ha visto siempre más descolgada y en la que disponer de ellas, ha costado y cuesta un mayor esfuerzo.

Las infraestructuras pendientes constituyen en su desarrollo un rosario infinito, por ejemplo, en el caso de la autovía del Mediterráneo, cuya finalización está comprometida en esta legislatura pero debería haberse terminado hace más de una década; o la llegada del AVE que aletea y aún queda para que levante el vuelo.

Vuelos limitados son los que tenemos con las principales capitales españolas como Barcelona (no permiten la ida y vuelta en el día) o un mayor número de frecuencias hacia Madrid pero limitados su acceso por tener precios de oro; sí disfrutamos de una adecuada conexión con Sevilla que nos une de forma rápida con la capital andaluza.

Y para limitaciones, las derivadas de las comunicaciones ferroviarias ancladas en la memoria de nuestras generaciones anteriores.

Grandes expectativas son las genera en la sociedad almeriense la que esperamos que sea nuestra inclusión definitiva en la Red Transeuropea de Transportes (TEN-T), la planificación sobre la que la Comisión Europea trabaja como marco de referencia para el desarrollo logístico, comercial, industrial y económico de Europa y que define una futura malla o red integradora de toda Europa.

Es el Eje y Corredor Mediterráneo, el que dé visibilidad a Almería en el mapa y el que nos servirá de palanca para avanzar en ese desarrollo socioeconómico que esta provincia necesita para ser más competitiva.

Esto es parte de nuestra realidad pero también otra más cálida y confortable. Almería es tierra de oportunidades, de condiciones naturales privilegiadas, y sobre todo, un lugar en el que la calidad de vida está al alcance de cualquiera.

Vivimos en un lugar envidiable y en una provincia por la que tenemos que trabajar, en común, todos juntos con un sentido positivo de nuestras enormes posibilidades en un mundo tan globalizado. Sólo hay que mirar alrededor.

Con todo, Almería es calidad mediterránea.

Diego Martínez Cano, presidente de la Cámara de Comercio de Almería