El nombramiento del exministro de Alberto Oliart, de 81 años, como nuevo girector general de la Corporación RTVE, ha puesto sobre el tapete la tan cacareada redefinición del modelo de Televisión Pública. A las críticas de la edad con las jubilaciones anticipadas a los que superaban la barrera de los 52 años, es decir casi 30 años menos, se le ha unido el carecer de experiencia en los medios de comunicación (por él reconocida), y quienes han considerado un error la supresión de la publicidad, y la dependencia casi exclusiva de los presupuestos del Estado, más el canon de los operadores privados. Lo que "soto voce" ha motivado la repentina dimisión de Luís Fernández, a pocos días del éxito de audiencia de TVE 1. Su condición de experto en la gestión pública, dos veces ministro (energía y defensa), y su vinculación última al mundo de la empresa, más su condición de independiente ha puesto de acuerdo a Rajoy y Zapatero, éste empeñado en deslindar de politicismo el perfil del nuevo Director General, a quién habrá que juzgar más que por su edad, por el equipo de profesionales con los que se rodee. Sólo así podrá justificarse que no se haya nombrado a uno de esos grandes profesionales, conocedores de la casa y prejubilado anticipadamente.

El nuevo gestor se va a encontrar con menor presupuesto, necesidad de llenar más horas de programación y con el salto analógico al digital. Además del cambio de contenido que habrá de esperarse del nuevo modelo. Su antecesor puso en marcha experiencias como "Tengo una pregunta para Ud.", se encontró con el agobio financiero y la remodelación de la abultada plantilla, propia de otros tiempos, con la externalización de proyectos, la costosa nueva imagen corporativa y otros problemas no menores aunque sonados, como la censura a José Mª García, o la del apagado himno de final de copa, con abucheos a los monarcas.

Oliart se va a mover en la etapa mayor de proliferación de canales, fruto de la TDT, y habrá de abordar el cambio de rumbo de contenidos. La desaparición del monopolio televisivo de nuestros dos canales públicos nacionales, con la aparición de las cadenas privadas y las autonómicas, ya demandaban un rumbo diferente para los operadores públicos, en la medida que debían haberse preparado para la nueva situación, olvidándose de los share y apostando por otros modelos programáticos de autentico servicio, en lugar de buscar la competencia. Lejos de ello, se apostó por competir en la misma línea de flotación, con programas y contraprogramas, a la "búsqueda del arca de la audiencia perdida" y de la cuota – tarta publicitaria. Por su parte las autonómicas, (léase singularmente Canal Sur), copiaba el modelo de una anquilosada Televisión Pública Nacional, en plantilla, modelo de programa y contraprograma de las privadas, y en externalizar producciones con contrataciones caras, y queriendo batirse en audiencias con otro tipo de programas miméticos con menores opciones de cobertura y presupuestarias, en relación a los canales privados.

Televisión Española, al tiempo de conocerse el nuevo nombramiento de Alberto Oliart, ha suprimido el programa "Mira Quién Baila" por su alto coste, (por cierto copiado a otras televisiones), que pasará a emitirse en Tele 5. Esperemos que no sea una "rara avis" en las futuras y próximas programaciones. UTECA, por su parte, que reúnen como saben a las Televisiones privadas, ha manifestado por boca de su Presidente Alejandro Echevarría, que espera una rebaja de la cuota a pagar, por la desaparición de la publicidad pública. Considera que las medidas del gobierno Socialista son pasos necesarios para una televisión privada fuerte. Y ha reclamado la supresión publicitaria también para las autonómicas. "Cuando las barbas de tu vecino veas cortar…".