La ley que prepara el Gobierno para la liberalización de servicios profesionales anula la exclusividad de actividad en algunos sectores como los fronterizos entre arquitectos e ingenieros. En este contexto, el Colegio de Ingenieros Industriales de Andalucía Occidental quiere dejar claro que los ingenieros industriales están perfectamente cualificados para la proyección de edificios de cualquier índole, administrativos, residenciales, culturales, docentes o religiosos, pues tienen las competencias académicas y formativas necesarias para la firma de proyectos de edificación.
Para su decano, Aurelio Azaña, “la visión que los arquitectos quieren dar de sí mismos es la de unos profesionales más ligados al mundo del arte, de las formas, que al mundo técnico. Sobre todo en los últimos meses, con las presiones que están ejerciendo sobre los legisladores para que la Ley de Servicios Profesionales no les quite los privilegios que vienen disfrutando”. Según Azaña, con estas desafortunadas declaraciones los arquitectos se desprestigian a sí mismos como técnicos, pues “un edificio, sea de la naturaleza que sea, es algo más que unas formas y un diseño, es un espacio donde la ingeniería está por todas partes (estructuras, cimentaciones, instalaciones, energía). No se entiende que en el momento actual haya edificios que sean competencia exclusiva del arquitecto. Esa situación injusta viene siendo así desde que se aprobó la Ley de Ordenación de la Edificación. No se entiende cómo la comisión nacional de la competencia no ha actuado con una de las mayores restricciones que existen a la libre competencia por la prestación de servicios”, afirma el decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Andalucía Occidental.
Hasta ahora, según la Ley de Ordenación de la Edificación (LOE) vigente desde el año 1999, el proyectista y el tipo de edificación determinaban si la ejecución de una obra debía correr a cargo del arquitecto, del arquitecto técnico, del ingeniero o del ingeniero técnico. De este modo, imposibilitaban a un ingeniero cualificado y con competencias en edificación la realización de edificios como museos, residencias u hospitales.
Siguiendo las recomendaciones de diferentes organismos como el Consejo Europeo, el FMI o la OCDE, el Ministerio de Economía y Competitividad ha elaborado el borrador de la Ley de Servicios y Colegios Profesionales (LSCP), el cual, entre otros aspectos, prevé modernizar la regulación de los colegios, de pertenencia obligatoria y voluntaria, buscando generar más competencia y mejorar la competitividad de la economía. Recientemente, el Consejo de Ministros anunciaba que el Anteproyecto de Ley de Colegios y Servicios Profesionales estará listo antes del verano y eliminará los “obstáculos al acceso y ejercicio de la actividad en un número elevado de actividades profesionales”. El Ministerio justifica esta medida argumentando que “no es proporcionado reservar la actividad de edificación según los usos. Si un profesional es competente para realizar una edificación, se entiende que también será capaz de realizar otras, con independencia de su uso”. En otras palabras, si el edificio cuenta con las regladas medidas y normas de seguridad vigentes, que sea el promotor el que libremente decida quién se lo proyecta.
Para los ingenieros industriales, la visión estética de un edificio no debe ser un criterio diferencial, como sí debería serlo la seguridad para la sociedad. En este sentido, la LOE ha tenido como resultado un encarecimiento de la edificación como consecuencia de primar los criterios estéticos sobre los funcionales. La evolución tecnológica y económica en la construcción viene de la investigación de los ingenieros en nuevas líneas de materiales, optimización en los sistemas y procesos de planificación y producción, entre otros aspectos. “La Ley de Servicios profesionales que está en tramitación va orientada a poner las cosas en su sitio: a cada cual según su responsabilidad. Hay profesiones que están más preparadas que otras para asumir responsabilidades y una de ellas es la ingeniería. El número y la cuantía de siniestros de la arquitectura es muy superior a los de los ingenieros y eso da una idea de quien está mejor preparado para asumir responsabilidades, sobre todo cuando hay vidas humanas en juego”, comenta Azaña.
En el mundo del automóvil, el diseñador es un artista, sin duda, pero integrado dentro del equipo de ingenieros que son quienes consiguen llevar a la práctica un sistema seguro, y funcional, acorde a las exigencias y prestaciones que el ciudadano ha comprado. “Un edificio es algo muy parecido y no es justo que sea competencia de ningún profesional en exclusividad”, concluye el decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Andalucía Occidental.