La ciencia como guía en decisiones que marcan el futuro, como fuente de ideas y de tecnologías que cambian la vida, como generadora de descubrimientos que conforman la cultura y determinan actitudes. La ceremonia de entrega de la quinta edición de los Premios Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento, celebrada hoy en el Palacio del Marqués de Salamanca, en Madrid, se ha convertido en un homenaje a la comunidad científica y creadora y a su poder transformador a través de los logros de los diez galardonados.
Francisco González, presidente de la Fundación BBVA, y Emilio Lora Tamayo, presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han entregado los premios en un evento que ha congregado a destacados representantes de la comunidad científica internacional, así como a personalidades del mundo de la cultura y la empresa en España.
Susan Solomon descubrió la causa de la destrucción de la capa de ozono, y lideró a los miles de científicos que concluyeron que la acción humana está afectando al clima. Jane Lubchenco sentó las bases científicas del diseño de reservas marinas. Ingrid Daubechies y David Mumford desarrollaron herramientas matemáticas claves para la compresión eficiente de datos y para la tecnología de visión artificial, respectivamente. Douglas Coleman y Jeffrey Friedman descubrieron la hormona del apetito, y demostraron así que la obesidad es una enfermedad genética.
Lotfi Zadeh inventó la lógica difusa, y con ella introdujo una nueva manera de dar instrucciones a las máquinas. Paul Milgrom mejoró las subastas globales. La institución DNDi hace posible que enfermedades que afectan a miles de millones de personas, pero que no son prioritarias para la industria farmacéutica, puedan ser tratadas. Y Pierre Boulez representa un perfil único que ha compaginado composición, dirección de orquesta e impulso institucional en la búsqueda constante de la innovación creativa.
Los galardonados han coincidido con el presidente de la Fundación BBVA y han aprovechado sus discursos de aceptación para reivindicar la necesidad de apoyar el conocimiento en todas sus variantes, incluso las que aparentemente resultan más distantes a la sociedad. “A veces se considera que las matemáticas viven en su torre de marfil, pero en realidad ciertas partes de la teoría matemática hallan continuamente nuevos e inesperados vínculos que iluminan situaciones del mundo real; y viceversa”, ha manifestado David Mumford, galardonado en la categoría de Ciencias Básicas junto a Ingrid Daubechies.
Jane Lubchenco, premio en Ecología y Biología de la Conservación, ha subrayado que la información científica puede ayudar a orientar los pasos necesarios para conservar los océanos, pero ha añadido que “la opinión pública y la voluntad política son muy necesarias. Por eso les pido que se unan a mí para extender esa conciencia y las acciones a favor de la salud de los océanos”.
En cuanto al reto de luchar contra el cambio climático, Susan Solomon, premiada en la categoría de Cambio Climático, ha asegurado que es optimista: “Las personas son la razón de mi optimismo, porque igual que en el caso del ozono, la gran curiosidad e inventiva en torno a este problema, puede canalizarse hacia el conocimiento científico, pero también hacia la búsqueda de soluciones”.