Manuel Nuevo“¿Qué opinaría usted de un dispositivo que hace que su coche recorra el doble de kilómetros con la misma cantidad de combustible, y que además protege el motor de sobrecalentamientos, y alarga su vida?”. De esta manera intentaba explicar un profesional del coaching lo que  puede obtener con esta técnica un alto directivo de una empresa tecnológica.

El coaching es un proceso estructurado de acompañamiento a una persona o un grupo, para ayudarle a resolver las contradicciones que se presentan entre su forma de ser y el puesto ocupado, la relación entre directivo y resto de la organización, su vida personal y familiar, o su capacidad de resolver problemas difíciles en condiciones de incertidumbre.

A partir de septiembre comenzará en la sede de EOI-Escuela de Organización Industrial en Sevilla un curso de Coaching Ejecutivo, en el que se presentará cómo funciona la que se ha denominado “la herramienta más potente para el desarrollo personal y directivo”: el coaching ejecutivo. El “Programa Superior en Coaching Ejecutivo” de EOI está diseñado para proporcionar una formación básica en Coaching Ejecutivo, rigurosa y completa, de acuerdo con las pautas exigidas por las asociaciones profesionales del sector.

Ya hace años que las organizaciones son conscientes de la importancia de las personas para la consecución de sus objetivos, y saben bien que solamente podrán crecer y alcanzar el liderazgo  potenciando las capacidades de sus directivos y apostando por su crecimiento profesional.

Po otra parte, se ha establecido que las personas somos seres emocionales y racionales a la vez, y, lo que es decisivo en el comportamiento humano, los aspectos emocionales están tan íntimamente ligados a los racionales, que es imposible tomar decisiones sin un estímulo emocional. Esto explica que no se pueda hablar de un “pensamiento directivo”, por el que alguien toma decisiones basadas exclusivamente en factores racionales, mediante un proceso exclusivamente racional.

Desde los años 80 se constató que el enfoque tradicional de procurar crecimiento a los directivos mediante la formación tenía un límite. A partir de un determinado momento el aumento de conocimientos no era suficiente para mejorar el desempeño. Se llegó a la conclusión de que existían barreras internas que impedían poner en práctica todos sus conocimientos y habilidades.

A finales de los años 70, un entrenador de tenis profesional, Tim Gallwey, publicó “El juego interior del tenis”, en el que exponía, en base a su práctica profesional y a sus conocimientos de psicología, que lo que determinaba si un jugador podía ganar o no, no era en general el juego de su adversario (para un nivel de juego similar), sino sus propias restricciones mentales. En sus palabras, a la vez que el juego que se desarrolla sobre la pista, está teniendo lugar otro juego, el “juego interior”, que es decisivo para la victoria.

La metáfora del juego interior tuvo éxito, y, Sir John Withmore daría origen a una de las corrientes del coaching ejecutivo actual, por su extraordinaria fuerza intuitiva para explicar dónde estaban las barreras de los directivos en el ejercicio de su función.

En una situación como la que actualmente vivimos, en que las empresas y organizaciones deben conseguir resultados en condiciones de especial dificultad e incertidumbre, el coaching se presenta como una ayuda fundamental para aquellas y sus ejecutivos. Para las organizaciones, para que las duras condiciones del entorno no impidan su desempeño. Para sus integrantes, para que la presión ambiental sumada a sus propias barreras internas, no les impida conseguir sus objetivos.

No es una solución mágica: es una técnica científica, con sólidos fundamentos y, bases conceptuales, con pautas de actuación bien definidas. Tiene suficiente flexibilidad como para adaptarse a los diferentes enfoques  que presentan las personas y sus relaciones.

Cuando esta filosofía se integra en el modo de gestionar a las personas de la organización, se puede decir que existe una cultura de coaching, que fortalece su funcionamiento y permite que las personas encuentren el sentido a su trabajo, requisito necesario para que éste no sea una carga sin sentido generadora de stress y forme parte de la vida consciente y voluntaria de las personas.

Un caso interesante de aplicación del coaching ejecutivo es el de la empresa familiar.

Este tipo de empresa tiene un gran peso cuantitativo en la economía española, en términos de número de empresas y parámetros económicos. Se estima que representan el 85% del número de empresas y más del 70% del PIB y sus resultados económicos son en promedio superiores al del resto de empresas, reflejo de sus políticas de gestión del riesgo y énfasis en el control de sus operaciones.

Si consideramos la empresa como un sistema, en el caso de la empresa familiar hay que tener en cuenta además el propio sistema familiar, sometido a otras leyes internas que regulan la interacción entre sus miembros.

Si en el sistema de la empresa los parámetros de medida son el desempeño, los resultados, y, en general, el cumplimiento de objetivos,  en el ámbito familiar predominan las emociones, la necesidad de afiliación y la voluntad de realización de sus miembros.

Se produce así una superposición entre ambos sistemas, lo que da lugar a que algunos miembros puedan estar sometidos en un momento determinado a presiones no coincidentes por parte de ambos sistemas.

El papel del coaching ejecutivo en estos casos es doble: por una parte ayuda a los directivos a reflexionar adecuadamente sobre los problemas, a desarrollar determinadas habilidades, cambiar determinados comportamientos y resolver las transiciones organizativas; por otra, les ayuda a clarificar y asumir el doble rol derivado de los dos sistemas, a tomar las decisiones estratégicas relacionadas con los procesos de transición.

Manuel Nuevo

Director Programa Coaching Ejecutivo de EOI-Escuela de Organización Industrial