Polemizamos en estos tiempos entre los que consideran a Montesquieu enterrado entre siete llaves y los que desconfían de que la prensa, (se sigue llamando así para el conjunto de los medios) sea realmente, hoy, el cuarto poder frente a los tres tradicionales en democracia: el legislativo, ejecutivo y judicial. Los más atrevidos consideran a determinados medios (los de Prisa o la Cope), por ejemplo como los que marcan la pauta a Gobierno y oposición convirtiéndose en el verdadero programa político, por encima de militantes, simpatizantes o simplemente ciudadanos. Dado el panorama politizado de la justicia en tiempos recientes, con acontecimientos como el 11-M o el de ‘de Juana Chaos’ tendríamos que realizar una nueva versión, un ‘Montesquieu B’ para darle el segundo poder a la prensa frente a un primero en ‘juegos reunidos’. Pero tendríamos que matizar, ¿qué prensa?: la de papel, la digital o la que se erige en gran grupo mediático, desde el papel al audiovisual, concentrando cada vez más capital. Léase como ejemplo, la reciente estrategia multimedia de Vocento, o la adquisición de RCS Mediagroup, (editora de El Mundo), del grupo Recoletos.

Los ciudadanos andan un poco perplejos ante este circo mediático de influencias y cócteles de poderes, ante hechos como el 11-M y las investigaciones paralelas ante pruebas equívocas. Ya empiezan a surgir dudas razonables si conoceremos algún día la verdad. Y mientras tanto fallamos en aquella lección bien aprendida de tolerancia que intentó legarnos Adolfo Suárez desde la transición. Empezamos desde un gran error desde la izquierda socialista con la juventud al tomar el poder: “todo para el pueblo pero sin el pueblo…”, y a la juventud no se le dejó otro margen que el pasotismo. Siente uno nostalgia de aquel Parlamento con Tierno Galván, Sagaseta, Carrillo, el propio Suárez y otros oradores. Ahora la impresión ciudadana es que cada uno va a lo suyo, en este patio de monipodio mediático. Con errores de bulto de uno y otro, como por ejemplo no asistir a la manifestación contra el terrorismo del PP, continuando otros infantiles en comunicación como los del 11-M, que le costaron el poder, presos de la prepotencia del ‘Etat cést moi’. Así que la crispación parece ser el estado natural de las cosas, mientras los grandes temas y preocupaciones y soluciones ciudadanas parecen relegados a una segunda fila. ‘¡Dennos soluciones y no más problemas!’, es el grito que permanece callado. Y mientras tanto, ¿qué piensa la juventud?, parece que imbuida en este desconcierto, “mirar al futuro ya no es una asignatura obligatoria”.

Y cada uno ha urbanizado su parcela de poder. Jiménez Los Santos parece el Cid de los mass media, no sabemos si ‘ultraderechista’, ‘ultraliberal’, ‘ultraizquierdista’ o todos juntos, tocándose los extremos. En su línea de cortesía radiofónica habitual, llama al Presidente Zapatero, “falso de falso, más falso que un euro de cartón”. Muevo el dial para reencontrarme con Luís del Olmo (en Vocento), y aunque más escuchable, arremete contra “el gran manipulador Pedro J.”. Se olvida el compañero Luís del papel de Pedro José Ramirez en Diario 16 junto a Miguel Angel Aguilar y José Luís Gutierrez abriendo las ventanas a la libertad de prensa. Me traslado a la SER, y añoro las sutilezas de Iñaki ante el baboseo indisimulado pro-psoe de Franzino que me hace sentir vergüenza ajena. Tengo que volver a Los Santos, para oir llamar “Maricomplejines” a Rajoy y no dejar títere con cabeza, salvo él mismo, en un ejemplo episcopal tan extraño al perdón y tan próximo a lo viperino. Me refugio en él, tengo que volver a confesarlo, porque en mis viajes madrugadores, me mantiene despierto, y porque una vez eliminados de nuestros, improperios, descalificaciones y demás exabruptos, me entero de algo por el efecto contrario.

Y sin embargo, el estatuto andaluz. La escasísima participación ha llevado de nuevo a la clase política toda, en lugar de reflexionar seriamente, a descalificarse. Para el presidente y compañía la culpa es del PP y sus votantes. Para el PP que lo apoyó, no debería haberse convocado el referéndum y devuelve la coz. De los demás mejor no hablemos. ¿Es que no nos enteramos que los electores están hartos de tantos enfrentamientos y lo que quieren es más cercanía a sus problemas?. Tal vez si entendiéramos esto, en lugar de haber cometido equivocaciones de comunicación, y creer que con unos cuantos mensajes informativos (sin necesidad de debates) y campañas kilométricas era suficiente (de nuevo cada “loco con su tema y descalificaciones”), nos abríamos ahorrado el disgusto de la abstención histórica ante un Estatuto necesario, pero tal vez improcedente en el tiempo y modo. Y para más inri de dislates, la Junta electoral Central tuvo que paralizar la campaña institucional.

Volviendo al lío, ¿nos queda alguna esperanza ciudadana de crear los propios medios? ¿Hay sitio para algún David frente al Goliat Mediático?.., parece que la onda de cuerda sirve poco a las grandes ‘ondas digitales’. Siempre nos quedará la radiotelevisión de proximidad, pero esta está en cuarentena por la cercanía electoral municipal y cada uno la ejerce desde su influencia. La otra esperanza es internet y los blogs, hasta que se enteren. Recuerdo aquello de ‘Este País necesita un repaso’ (tv) y el ‘Debate del Estado de la Nación’ (radio). Lamentablemente ya no están en las ondas Summers, Chumy Chúmez, Mingote, Gila, Tip y Col y otros grandes del humor. Nos conformaremos con los guiñoles y con la Hache.

Fernando Segundo
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