Desde principios de la década de los 90, las empresas constructoras españolas han diversificado progresivamente sus líneas de negocio y ampliado su foco de actuación, lo que explica que en la actualidad sus ingresos en el mercado exterior representen más del 60% de su facturación (según datos de la patronal del sector Seopan), y que sean referentes a nivel global. Muestra de su buen hacer es la inclusión de nueve empresas españolas en la lista de las 225 principales empresas constructoras en 2012, publicada por ENR-Construction (siendo ACS la número 2 en el ranking). Todo apunta a que la debilidad de la demanda interna seguirá marcando este movimiento en el futuro, potenciándose aún más si cabe a corto y medio plazo. Los datos publicados por el Banco de España en marzo de 2013 así lo atestiguan, con una caída prevista en la inversión del 10,1% en 2013 y del 2,5% en 2014.

David Bar
David Bar

La actual coyuntura puede acarrear limitaciones en la aplicación de los incentivos fiscales existentes en estos momentos. En el ámbito de la I+D+i este punto adquiere una importancia capital, habida cuenta de la actual permeabilidad en las fronteras del conocimiento de la empresa, derivada de su propia actividad global, en línea con el paradigma de la innovación abierta definido por Henry W. Chesbrough, y del fenómeno de la globalización de la innovación desarrollada por Archibugi et al., que la establecen en tres niveles: la explotación internacional de la tecnología (que incluye la concesión de licencias y patentes o la cesión de activos), la colaboración internacional en ciencia y tecnología (relacionado directamente con la I+D+i de carácter planificado), y la generación global de innovaciones (fundamentalmente la adquisición de conocimiento). Todo ello genera un dinamismo en la transmisión del conocimiento y en la propia actividad innovadora que debe ser tenido en cuenta, y sobre el que se pueden aplicar diversos dispositivos fiscales.

Las empresas con actividad en el exterior, pueden verse aparentemente encorsetadas por la imposibilidad de recurrir a los dispositivos fiscales relacionados con la I+D+i en el país de origen, dado que la actividad se está llevando a cabo en el exterior, mientras que gran parte del conocimiento generado se produce en los centros ubicados en España. Es un hecho que por su singularidad, envergadura y complejidad, muchas de las obras ejecutadas fuera de nuestro país llevan asociadas la generación de numerosos proyectos de I+D+i (tanto planificados como no planificados, siendo éstos superiores en número y volumen a los primeros).

Un mecanismo al que pueden recurrir es la reducción de la base imponible por cesión de activos intangibles (denominado “Patent-Box”), desarrollado por la TRLIS en su artículo 23. Este dispositivo permite un reducción en la base imponible de un 50% del importe de cesión (hasta el ejercicio fiscal en el que se supere 6 veces el valor del activo), permitiéndose la cesión a nivel internacional y también intragrupo. Todo ello resulta muy interesante para las empresas de un mismo grupo ubicadas en distintos países. En los últimos datos de la AEAT correspondientes a 2010, se destaca que el sector de la construcción y servicios inmobiliarios han aplicado este dispositivo, obteniendo una reducción cercana a los 5 millones de euros.

De cara a su aplicación es necesario un adecuado estudio del tipo de activo a ceder, del valor del mismo de acuerdo a lo establecido en el artículo 16 del TRLIS, del marco contractual de esta cesión, junto con un completo análisis de rentabilidad de la puesta en marcha de todo el proceso. Se deben comprobar por tanto los apartados del tipo impositivo del país de la filial, la retención que se les practica a los royalties y la posibilidad de aplicar la deducción por doble imposición internacional en la matriz española. Esta transferencia de conocimiento y cesión de activos intangibles tiene un carácter más multidireccional en la medida que la actividad en los países de destino se intensifica, tanto en el seno del grupo como a terceros, con lo que conviene conocer también la posible existencia del dispositivo en los países en que están desarrollando la actividad.

Como conclusión, el Patent-Box es un dispositivo muy atractivo y con amplio recorrido para las empresas constructoras, dada su situación actual y las perspectivas a corto y medio plazo, pudiendo con ello mejorar la rentabilidad de sus operaciones en el ámbito de la I+D+i –planificada y no planificada-, así como servir de estímulo para el desarrollo de nuevas interconexiones, sinergias y spill-overs entre los diversos agentes implicados.

David Bar

Manager Financiación de la Innovación (Área Ingeniería Civil e Infraestructuras del Transporte)

ALMA CG